Durante dos años consecutivos, Ocho apellidos vascos y su secuela, Ocho apellidos catalanes, han reventado taquillas y encandilado al público demostrando que los tópicos siguen siendo efectivos en el humor. El pregón se aleja del tópico regional y se centra en la dicotomía entre urbanitas y pueblerinos.
Ya conocemos las constantes: los de pueblo son unos brutos con tradiciones bárbaras y los de ciudad, unos estirados incapaces de sobrevivir lejos del asfalto. El viejo chiste. Y sin embargo, funciona.
Diego San José parió una idea ejecutada en guion por Daniel González y David Serrano que encuentra su punto fuerte, más allá de las situaciones, en las réplicas de los personajes.
Buena química
El punto de distinción de El pregón, lo que la aleja de otras comedias sobre la vida en el pueblo, son las referencias a los años noventa, desde su estética hortera y chillona hasta su música, que bien pudiera llevar los mismos adjetivos.
El trío catalán The Pinker Tones es el encargado de recrear los ritmos noventeros a través de un puñado de canciones que Buenafuente y Romero (especialmente el segundo) interpretan a lo largo de la película, temas con melodías oligofrénicas y letras imposibles escritas en spanglish.
Se agradece que, a diferencia de lo que viene pasando con la década inmediatamente anterior, la de los ochenta, los responsables de El pregón no sientan nostalgia por los noventa, esa década no precisamente prodigiosa en lo que a música se refiere.
Al frente del reparto, dos pesos pesados del humor nacional: Andreu Buenafuente y Berto Romero. Al segundo ya lo hemos visto desplegar sus atinadas dotes actorales en películas como 3 bodas de más [1] y Anacleto: Agente secreto. El primero, que había hecho alguna breve aparición en la saga de Torrente, entre otros títulos, afronta su primer papel protagonista y no sale mal parado. Es cierto que Buenafuente no es lo que se dice buen actor, pero hay algo que solventa cualquier defecto interpretativo: la química que tantos años trabajando juntos en televisión ha creado entre Buenafuente y Romero.
Su director, Dani de la Orden, demuestra buena mano con los tiempos y deja alguna que otra secuencia muy bien resuelta echando mano de una realización algo más audaz que el conjunto.
El pregón no tiene más pretensiones que conseguir la risa en el espectador, y la cosa es que lo consigue. Irse reído a casa siempre viene bien.
Dirección: Dani de la Orden
Guion: Daniel González, David Serrano (Idea: Diego San José)
Intérpretes: Berto Romero, Andreu Buenafuente, Belén Cuesta, Jorge Sanz, Goyo Jiménez
Fotografía: Isaac Vila
España / 2016 / 85 minutos