Marco es el tipo que quieres tener a tu lado cuando algo grave sucede. Es un marinero curtido, se le nota en la mirada y en la piel, que no duda en dejar su trabajo cuando la familia, su hermana, le pide ayuda. Leal, resuelto, decidido, con sus propios problemas pero siempre dispuesto a sacrificarse por los demás. Su naturaleza le empujará a un infierno que no se imagina.
Cuenta la directora Claire Denis que el título de la película de Akira Kurosawa Los canallas duermen en paz inspiró el punto de partida de Los canallas. No solo el homenaje en el título, sino también la historia del hombre sólido y seguro de sí mismo que es el héroe y la víctima de la historia al mismo tiempo. Así es Marco, nada parecido a un héroe de película de acción de Hollywood.
Un puzle complejo
El montaje de Los canallas, sobre todo en los primeros compases de la película, juega al despiste. El espectador puede intentar reconstruir (o no) la historia fragmentada que nos presenta Denis, llena de personajes que no son lo que parecen y elipsis que ocultan claves que tenemos que imaginar. El minimalismo de la propuesta y el riesgo al contarla de este modo, sumados a una historia verdaderamente turbia, convierten a esta película en una apuesta arriesgada para un viernes por la tarde.
La audiencia tiene como asidero a Marco, y resulta que Marco no sabe exactamente qué es lo que sucede a su alrededor. El patio de butacas se embarca con él en una odisea a pequeña escala donde está (estamos) solos ante el peligro del objetivo de Claire Denis, que evoca e hipnotiza gracias a las luces y los colores que convierten a París en un sitio peligroso donde no hay Torre Eiffel ni ningún otro punto emblemático. Todos es barro, empresarios sin escrúpulos, sexo prohibido y sangre.
Las situaciones extremas, los personajes turbios y la sensación de desasosiego crecen exponencialmente hasta llegar a una secuencia final explosiva que va directa a las entrañas. No es cine convencional y no lo es con todas las consecuencias.
Los canallas
Dirección: Claire Denis
Guion: Jean-Pol Fargeau, Claire Denis
Intérpretes: Vincent Lindon, Chiara Mastroianni
Fotografía: Agnès Godard
Música: Tindersticks
Francia / 2013 / 100 minutos