El abogado Shigemori defiende a Misumi, acusado de robo con homicidio. Este ya cumplió pena de cárcel por dos asesinatos, por lo que, sumado al hecho de que reconoce su culpabilidad, todo apunta a la pena de muerte. Sin embargo, a medida que Shigemori va recogiendo testimonios del propio Misumi y la familia del asesinado, comienza a dudar de la culpabilidad de su cliente.
En esa duda se instala Kore-eda durante las prolongadas dos horas que dura El tercer asesinato, llevándonos de aquí a allá con cada descubrimiento de un nuevo hecho, convirtiendo en una difícil misión armar el puzle de la verdad absoluta, que finalmente queda incompleto, con una última pieza en manos del espectador.
De un primer vistazo El tercer asesinato puede parecer un giro en la filmografía de Kore-eda, a quien muchos admiramos por trabajos como Still walking (Caminando), Nuestra hermana pequeña [1] y Después de la tormenta [2], pero, aunque tenga las hechuras de un thriller judicial, lo que realmente lleva la película adelante es ese análisis de personajes, sus dudas, miedos y esa necesidad de amor que con tanta sutileza y maestría, siempre lejos de lo cursi, caracteriza a Kore-eda.
Lo que lastra lo nuevo del cineasta nipón es un excesivo ir y venir que se traduce en un continuo empezar de cero junto al sufrido abogado protagonista y en unas dos horas que fluyen con una parsimonia menos agradecida que en otros trabajos de Kore-eda. Y aunque las intenciones son buenas y de fondo hay un tema muy duro que se convierte en el mazazo definitivo de la película, también en su cénit, la resolución arrastra algún que otro cliché que deja en el espectador una sensación demasiado familiar.
No obstante, Kore-eda evita la obviedad y nos deja al final con más dudas que al principio, con una fuerte sospecha que nunca podremos tomar como cierta. A ello ayuda un enorme duelo interpretativo entre Fukuyama Masaharu y Yakusho Koji, quienes protagonizan las mejores secuencias de la película, cara a cara con un cristal protector entre ellos, tirando uno de un hilo que el otro le tiende desde una madeja distinta cada vez. La tercera en discordia es Hirose Suzu, con un papel más discreto que va ganando en intensidad hasta alcanzar las cotas más emocionantes de la cinta.
Kore-eda sigue demostrando que es el cineasta japonés en mejor forma de nuestros días, lo haga desde la verdad más indiscutible o la mentira más emocional, aunque la llamen posverdad.
Dirección y guion: Kore-eda Hirokazu
Intérpretes: Fukuyama Masaharu, Yakusho Koji, Hirose Suzu, Saito Yuki, Yoshida Kotaro, Mitsushima Shinnosuke, Ichikawa Mikako
Fotografía: Takimoto Mikiya
Música: Ludovico Einaudi
Montaje: Kore-eda Hirokazu
Japón / 2017 / 124 minutos