El cine es esclavo de la imagen y la constante reinvención estilística. Piensen en Avatar y sus 15 años de preparación. A menudo, tras tanto fuego artificial se evidencia un guion descuidado que refuerza ese estúpido pensamiento de que si se emboba al espectador con imágenes espectaculares no se dará cuenta de la infamia que está viendo. No es este el caso.
A la hora de abordar Open windows uno no puede evitar preguntarse qué fue antes: el huevo o la gallina, el formato o la historia. Como bien sabrán a estas alturas si han visto cualquier adelanto de la película, lo nuevo de Vigalondo destaca a primer golpe de vista por su original propuesta visual. Durante los 100 minutos que dura el filme presenciamos 100 minutos en tiempo real en la vida de nuestro protagonista, Nick Chambers, webmaster de una página que recoge todo lo referente a Jill Goddard, la actriz del momento. La originalidad radica en que todo el discurso de la película nos es mostrado a través de las múltiples ventanas abiertas en la pantalla de un ordenador.
El tratamiento visual de Open windows es sencillamente espectacular. La milimetrada labor de montaje (un trabajo ‘de chinos’ que, esperamos, tenga su recompensa en forma de premios) nos desplaza por todas las pantallas que Vigalondo pone a nuestra disposición para narrar su historia desde diferentes ángulos, ofreciéndonos una aparente sobrecarga de información que, irónicamente, sumerge al espectador de un modo muy apropiado en el desconcierto del mejor thriller.
Thriller, un thriller con mayúsculas que mantiene un ritmo imparable desde el primer minuto, alcanzando cotas vertiginosas en su tramo final. Una reinvención del thriller, suene lo pretencioso que suene. Un soplo de aire fresco y una elección muy justificada de su narrativa visual.
Un thriller que nos define
Vigalondo se aproxima a la más acuciante actualidad para hablarnos, entre otras cosas, del voyeurismo obsesivo que propician las redes y de ese desprestigio de celebridades convertido en pasatiempo, esperando un tropiezo para comenzar la lapidación pública. En un tiempo en el que uno acepta condiciones que no ha leído para sentirse hiperconectado con ese ente virtual que nos une a todos, el asalto a nuestra intimidad y el robo de nuestra identidad, tan comunes ya, son el perfecto y aterrador detonante para un thriller que define quiénes somos hoy.
Al frente, un omnipresente Elijah Wood que aguanta con soltura los vaivenes de esta montaña rusa. Labor nada sencilla, teniendo en cuenta que toda la historia nos llega a través de él. Sin embargo, su incesante presencia no lo convierte en un héroe al uso. De hecho sería más apropiado otorgar el rol de heroína al personaje de Sasha Grey, que abandona ese arcaico rol de chica pasiva en peligro para dar vida al ser más íntegro de la película, una mujer atacada que, a fin de cuentas, tiene que luchar sola. Grey cumple con creces en su versión de un arquetipo que puebla nuestros medios: celebridad cuya intimidad es expuesta públicamente y es obligada a justificarse continuamente por algo que solo a ella debería incumbir. Interesante reflexión la que el personaje de Grey genera.
Mención aparte merece Neil Maskell en el papel del villano de la función. Maskell ya ha demostrado lo inquietante que puede llegar a resultar en series como Utopía y Dates [1], y aquí vuelve a lograrlo. El británico no necesita más que su voz para revelarse como una seria amenaza.
En definitiva, Open windows es una muy recomendada opción para acudir al cine y participar en ese acto tan irónico que es convertir en protagonista de la sala cinematográfica a un ordenador, tan demonizado por algunos sectores de la industria fílmica. Quienes acudan encontrarán un thriller imparable donde incluso ciertos saltos de fe tienen una explicación razonada y consecuente. Porque un buen cineasta sabe que el espectador no es un necio al que contentar con mera espectacularidad.
Dirección y guion: Nacho Vigalondo
Intérpretes: Elijah Wood, Sasha Grey, Neil Maskell, Adam Quintero, Iván González y Jaime Olías
Música: Jorge Magaz
Fotografía: Jon D. Domínguez
Montaje: Bernat Vilaplana
Productoras: Wild Bunch, Apaches Entertainment, Antena 3, Woodshed, EITB y Canal+
Distribuidora: eOne Films
España-Estados Unidos / 2014 / 100 minutos