Basada en la obra homónima del escritor Ermanno Rea, Nostalgia nos presenta a Felipe Lasco –al que presta imagen en una sobria y convincente interpretación el actor Pierfrancesco Favino–, que tras vivir cuatro décadas en Egipto regresa a Nápoles para reencontrarse con su anciana madre, a la que no había vuelto a ver desde que era un niño.
De vuelta a su ciudad natal se perderá entre las piedras de las casas e iglesias y las intrincadas callejuelas del barrio de Sanità, impregnado de las palabras de una lengua que ahora percibe como extranjera, pero que en realidad es la suya. El hombre parece ser presa de una extraña fascinación, mientras los recuerdos de una vida lejana que pasó con Oreste –su mejor amigo de la infancia y ahora capo de una red mafiosa–, con quien comparte un decisivo secreto, vuelven a surgir en su interior.
Cuando se hace evidente que Nápoles representa para él una vida perdida se verá atrapado por la fuerza invencible de la nostalgia al tiempo que, queriendo o sin pretenderlo, redescubrirá los lugares y los códigos de una ciudad que le condena a enfrentarse con un pasado que le atosiga.
El realizador Mario Martone, también copartícipe del guion, confiesa que el tema de Nostalgia se inspira en acontecimientos actuales pero “me fascinaba la idea de hacer una película no dentro de una ciudad, sino dentro de un barrio, como si fuera un tablero de ajedrez, y por eso todas las calles, las casas y los individuos que aparecen en la película son exclusivamente del barrio de Rione Sanità, un distrito napolitano separado del mar. Este barrio lo engulle todo: los años lejanos de la ambientación de la película, el Oriente Próximo –donde el protagonista ha terminado–, los sueños, los retos, los defectos. Invité a los actores y al equipo a sumergirse en el barrio como si fuera un laberinto, sin miedo a perderse. Con la cámara al hombro empezamos a recorrer las calles, buscando una interpretación cinematográfica de la realidad. Encuentro tras encuentro, vida tras vida, historia tras historia, acabamos rodando la última escena preguntándonos cuál era su significado, y no pudimos encontrarlo. Tal vez no haya significado, tal vez nunca lo hubo. Está el laberinto, y está la nostalgia, que son el destino de muchos, y quizás de todos nosotros”.
Director de teatro, cine y ópera, Mario Martone creó la compañía teatral Falso Movimento en los años 80 y luego fundó con Toni Servillo Teatri Uniti, con la que filmo sus primeras películas independientes. Posteriormente fue director de los teatros de Roma y Turín, firmó dos películas ambientadas en el siglo XIX que atrajeron a millones de espectadores y dirigió el montaje de varias óperas en algunos de los más prestigiosos escenarios del mundo.
Sin abandonar su marcado perfil artístico, fundó en 1999 el Teatro India en la capital de Italia. En 2018, el Museo Madre, de Nápoles, le dedicó una gran exposición individual. Durante la pandemia adaptó para la televisión obras clásicas como El Barbero de Sevilla y La Traviata. Recientemente ha vuelto a ponerse delante del público con la puesta en escena de Filo di mezzogiorno, de Goliarda Sapienza.
Su estrecha relación con el cine se inició a comienzos de los años 90. En 1992 dirigió Muerte de un matemático napolitano, premio especial del jurado en Venecia. Entre sus títulos más reconocidos se cuentan El amor molesto, Noi credevamo, El alcalde de Rione Sanità, Aquí me río yo y ésta muy interesante Nostalgia, elegida para representar a Italia en la próxima edición de los Óscar y clausurar el Festival de Cine Italiano de Madrid.
Nostalgia
Dirección: Mario Martone
Guion: Mario Martone, Ippolita Di Majo sobre la obra homónima de Ermanno Rea
Intérpretes: Pierfrancesco Favino, Francesco Di Leva, Tommaso Ragno, Aurora Quattrocchi, Sofia Essaïdi, Nello Mascia y Emanuele Palumbo
Fotografía: Paolo Carnera
Italia, Francia / 2022 / 118 minutos
Distribución: Vértigo