Carlos Vega ha expresado con contundencia su decepción ante el documental sobre su hermano: “Contaron desde el principio con nuestro apoyo incondicional. Les dimos la llave de la caja fuerte de Antonio que nunca se había abierto, nos hicieron creer que iban a realizar un retrato de mi hermano alejado de aquella imagen oscura y maldita. Nos sentimos manipulados y engañados. La película es el retrato de un drogodependiente que tocaba la guitarra y componía y no la de un gran músico que tenía sus adicciones».
Bien. Pocos mejor que él, que participa de forma muy activa en lo rodado, conocerán los entresijos de lo acordado y las razones íntimas de su queja. Pero lo que recibimos como espectadores es un retrato amplio y muy documentado de la existencia del músico.
Las voces de los que más le conocieron se unen a la del propio Antonio Vega para descubrir su verdadero perfil. Como señala la propia Concejero, que se estrena en la dirección con este largometraje: «Hemos intentado lograr un retrato íntimo y certero del hombre que, a menudo, decidió mantener su figura en la penumbra».
Testimonios directos
Los testimonios de su madre, –sobria, directa, humanísima–, y hermanos, dota de gran fuerza el documental. También los miembros de su banda, los músicos que le acompañaron hasta el fin, su ex mujer, sus amigos e incluso la madre de su novia fallecida… Todos y cada uno dan su visión y aportan luz para completar el relato de una biografía extraordinaria.
Desencuentros aparte, a lo que el espectador asiste a lo largo de más de dos horas es al recorrido vital de uno de las más grandes autores de nuestro país. La persona que ha dejado algunas de las canciones más importantes de la música española contemporánea. Un hombre de facetas diversas que se extasiaba ante la infinitud del universo, amante del deporte y que tuvo en la montaña y en la escalada una de sus válvulas de escape.
“Nació con muchas ganas de dar guerra”, asegura su madre. «Era raro, reservado y complicado, un chico inquieto y saltarín con un gran coeficiente intelectual». «Una mente privilegiada», refuerza su hermano Carlos, que no esquiva ante la cámara la tragedia de las drogas que condicionaron la vida del compositor.
Lo más personal
A lo largo de cuatro años, el escritor Bosco Ussía fue registrando en su grabadora y a través de múltiples encuentros los detalles más personales de la vida de Antonio. Escribir su propia biografía era un viejo proyecto del músico que iba, año tras año, aplazando. Entonces conoció a Ussía y decidió convertirlo en una especie de confesor. De su propia voz, a ratos con una gran sentido del humor y a ratos sumido en una suerte de fatalidad, Antonio Vega desvela aspectos desconocidos de su existencia, desmiente falsos mitos y no elude los temas más sórdidos.
“Empecé a consumir drogas por un estadio de éxtasis o de euforia. La heroína es un lince, experta en hacerte desaparecer. En recordarte que está ahí. Las drogas han dejado de ser algo que te hace descubrir, que te hace componer. Caí en ellas. Me partiría la cara, si antes no tuviera que partirme la mano», dice en un momento de la cinta.
Para que la película fuera posible, la familia Vega facilitó fotos, vídeos y películas filmadas por el padre de familia, un médico muy aficionado al cine. Además, y directos ante la cámara, la madre y los tres hermanos supervivientes, Carlos, Laura y Cristina, rescataron recuerdos, no siempre felices. También lo hicieron la mujer que les cuidaba de niños y uno de sus dos grandes amores, Teresa; el otro, Marga, murió en 2004.
Cinco años de trabajo
La responsable última de Antonio Vega. Tu voz entre otras mil, Paloma Concejero, lamenta la polvareda que su filme ha levantado: “La familia ha ido de la mano con nosotros desde el primer momento y ha visto todo el material. Es verdad que se ha reducido la primera versión, pero se ha buscado un equilibrio. Se han eliminado algunas imágenes y escenas de la infancia porque esa época de la vida no ayuda tanto a explicar a una persona. Aunque la versión completa de tres horas de duración es la que se verá en DVD. Lo que no podemos es a estas alturas dejar de contar el mundo de la droga de Antonio Vega”, afirma tras cinco años de trabajo en un proyecto que ve la luz gracias a la colaboración de muchos anónimos fans del músico que han materializado sus aportaciones a través de crowdfunding.
Buen cine que deja claras dos cosas. Por una parte que no hay sustancia que eclipse el genio y la creatividad cuando éstas existen, como es en el caso que nos ocupa. Y, por otra, que la capacidad de devastación de las drogas es, como también ha quedado demostrado en esta ocasión, infinita. Pero, lo dicho: buen, muy buen cine.
Icono
Antonio Vega Tallés nació en Madrid en 1957. En 1978 formó la banda Nacha Pop, que dos años más tarde publicaría su primer disco, en el que se incluía la mítica Chica de ayer.
Tras cosechar buen número de éxitos, el grupo se disolvió en 1988. La gira de despedida dio lugar a un doble álbum en directo que supuso también un bombazo.
Como solista, Antonio Vega debutó en 1991 con No me iré mañana. Grabó otros cuatro discos de larga duración, el último 3.000 noches con Marga, en 2005.
Murió a consecuencia de un cáncer de pulmón el 12 de mayo de 2009.
Dirección y guion: Paloma Concejero
Música: Antonio Vega
Fotografía: Juan Carlos Concejero
Montaje: Pablo Fernández
Productora: Rodando Voy
Distribuidora: Karma Films