En el Turín de finales de los años 60, Massimo es un chaval de nueve años que adora a su madre, una mujer muy cariñosa pero psicológicamente inestable. Ambos viven la vida entre risas hasta que un día ella fallece en extrañas circunstancias. Desde entonces el niño, que no consigue conectar afectivamente con su padre, va sintiéndose cada día más solo, más abandonado, más huérfano.
Casi treinta años más tarde y tras la muerte del padre, Massimo, que se ha convertido en un periodista curtido en escenarios de guerra como Sarajevo, regresa a su antiguo hogar para recoger los objetos de su madre, lo que le traslada a un viaje en el que se mezclan momentos felices y recuerdos amargos. Deberá recorrer un particular paseo por un pasado lleno de nostalgia.
Maestro Bellocchio
Qué buena noticia que Marco Bellocchio sigue en la brecha y lo haga con la intensidad y la mano maestra de siempre. Coetáneo de Bertolucci, incluso dos años mayor que éste, que por motivos de salud lleva sin rodar desde 2012, el gran Marco vuelve sobre temas recurrentes en su cine –Con los puños en los bolsillos, su debut como director en 1964, ya abordaba el tema de la descomposición familiar- para, con su elegancia habitual, desplegar ante los ojos del espectador temas tan complejos como la vida misma pero tratados con una delicadeza que cala hondo e invita, sin estridencias, a la reflexión.
En el análisis que Felices sueños posibilita se incluye el periodismo. El propio Bellocchio ha señalado que entre las cuestiones a las que el filme intenta responder figura qué significa, en la actualidad, ser periodista en el sentido de si esos profesionales son simples cronistas de la realidad, testigos distantes y fríos de lo que acontece o, muy al contrario, intérpretes apasionados de lo que está sucediendo.
En cualquier caso el cine está de enhorabuena gracias al hacer de un creador con más de treinta años de actividad. Un director que en compañía del ya mencionado Bertolucci, de Pier Paolo Pasolini y Valerio Zurlini integró una generación decisiva a la hora de impulsar y renovar el cine italiano de autor.
Dirección: Marco Bellocchio
Guion: Marco Bellocchio, Valia Santella, Edoardo Albinati (Basado en la novela de Massimo Gramellini)
Intérpretes: Valerio Mastandrea, Bérénice Béjo, Fabrizio Gifuni, Guido Caprino
Fotografía: Daniele Cipri
Música: Carlo Crivelli
Italia, Francia / 2016/ 134 minutos