Pueden empezar con A cambio de nada, la ópera prima de Daniel Guzmán sobre jóvenes disfuncionales que arrasó en el pasado Festival de Málaga. Continúen con los jóvenes desnortados de Güeros, una cinta mexicana de potente estética y sabor de road movie. Salten más tarde a Etiopía con Difret, una dura cinta sobre la triste realidad del matrimonio por rapto. Quizá la eutanasia no sea lo más apetecible después, excepto si viene en el envoltorio de la comedia negra israelí La fiesta de despedida.
Contemplen la belleza del (auto)descubrimiento de unos jóvenes en la japonesa Aguas tranquilas y naveguen en esas aguas hasta llegar a una Cuba que ya no es lo que fue en la nostálgica Regreso a Ítaca, con textos de Leonardo Padura. Mezclen más tarde nazis y arte en La dama de oro, inspirada en una de esas potentes historias reales. Aunque nada más real que un documental, como Citizenfour, donde Edward Snowden no se calla las verdades.
Desciendan a los infiernos de la mafia con Calabria, y aprovechen ese aire corrupto para enlazar con el visionado de El año más violento, que muestra un Nueva York al límite. Pero no todo es oscuridad. Pride (Orgullo) les sacará una sonrisa (y quizá unas lágrimas) con una insospechada historia real. Y para cerrar, acérquense a Maps to the stars, porque Cronenberg siempre es Cronenberg.