Eve, interpretada por Emily Browning –la nueva musa del cine independiente–, es la chica protagonista que ha ideado Stuart Murdoch, el vocalista de Belle & Sebastian para su ópera prima. Sufre de anorexia como desencadenante de una depresión a la que llega porque no saber canalizar su talento creativo, sus emociones, su musicalidad, su profunda sensibilidad. Poco a poco irá descubriendo su camino en la música y eso le servirá para encontrarse a sí misma y, a la vez, un objetivo en la vida.
El propio músico reconoce que sufrió anorexia cuando tenía 19 años y estudiaba en la universidad. Entonces tuvo que ser hospitalizado y hasta confiesa que pudo haber muerto. Decidió utilizar la enfermedad en la película como «pista para entender el estado mental de la persona» y, a la vez, la intensidad y la fuerza de alguien con esa edad.
A partir de una melodía…
La idea principal de la película nació allá por el año 2003, cuando un día Murdoch fue a correr y se le ocurrió una melodía que en esencia no era para su grupo. “Es como si me hubieran hecho este regalito y yo al aceptarlo hubiera dicho, muy bien voy a ver a dónde me lleva esto. Va a ser algo nuevo y divertido”.
El músico, ahora convertido en director, cuenta que «una melodía llevó a la otra y antes incluso de que el personaje de Eve surgiera y empezara a hablar, apareció James, luego Cassie, y poco a poco un sonido de un grupo de chicas, una historia y un sentido que quería transformarse en una película, en un musical». Finalmente la película ha visto la luz con muy buenas críticas, aunque ha necesitado de financiación colectiva para ello.
En diciembre de 2012, Murdoch lanzó junto a Barry Mendel, productor de la película y fan incondicional de Belle & Sebastian, una campaña en Kickstarter. Para ella grabaron unos vídeos explicando las necesidades de financiación y los colgaron en YouTube. La campaña duró 30 días y recaudó 121.000 dólares (21.000 más de lo marcado para que saliera adelante), convirtiéndose en todo un hito en Gran Bretaña.
Un juego de sentidos
A medida que avanzan los minutos en God help the girl, siempre envuelta en color y estética indie-retro, Glasgow se convierte en el mejor escaparate del cine británico independiente con guiño incluido a Wes Anderson. Así, en ella se suceden los trajes y vestidos floridos de tonos pastel, de corte ñoño y mod, en entornos como la Estación Central de la ciudad, el histórico Jardín Botánico y sus casas de cristal, construidas en 1873; el Western Baths Club, piscina y club social de la época victoriana construido en 1876; la Universidad de Glasglow y sus alrededores… Y también otros lugares como Barrowland Ballroom, un salón de baile en los años 30 que se hizo famoso al convertirse en una sala de conciertos por la que han pasado grupos de la talla de los Smiths, REM, My Bloody Valentine, Björk, David Bowie, Alice Cooper, Elvis Costello o U2. Delicia estética y visual transportadora, sugerente. Una explosión. Lo dicho, para sensibles.
Como apunte decir que los 28 temas de la banda sonora de la película están compuestos por Stuart Murdoch. Los protagonistas, Emily Browning (Sucker Punch), Olly Allexander (Grandes esperanzas, Le Week-End) y Hannah Murray (Juego de Tronos, Skins) dan voz a la mayoría de las canciones entre las que se encuentran la que da nombre al título de la película, If You Could Speak o Pretty Eve in the Tube. Otros, como Suicide Girl o Your Cover’s Blown son interpretados por Belle & Sebastian.
God Help The Girl
Dirección y guion: Stuart Murdoch
Intérpretes: Emily Browning, Olly Alexander, Hannah Murray, Pierre Boulanger…
Música: Rob Simonsen
Fotografía: Giles Nuttgens
Música: Stuart Murdoch
Productora: Barry Mendel Productions / British Film Company / HanWay Films / Amplify
Distrribuidora: Avalon
Reino Unido / 2014 / 111 min.