Llueve sobre mi corazón (1969)
Antes de embarcarse en El padrino, Coppola presentaba este drama en el que dejaba de lado las comedias alocadas, eróticas y musicales, para adentrarse en la psicología de sus personajes. En ella, Shirley Knight es una mujer casada que busca la libertad para encontrarse a sí misma. En su camino encuentra a James Caan, un atractivo jugador de fútbol americano con un cierto retraso mental. Un retrato desde las entrañas que le valió la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián.
La conversación (1974)
El mismo año que veía la luz la segunda parte de El padrino, Coppola estrenaba este thriller en el que Gene Hackman daba vida a un experto en vigilancia que tenía una crisis de conciencia al sospechar que la pareja a la que espiaba podía ser asesinada de un momento a otro. Tres nominaciones a los Oscars y una Palma de Oro a la mejor película avalan esta cinta tensa de magistral pulso.
Corazonada (1982)
Tres años después de la emblemática Apocalypse now, Coppola lanzaba esta cinta que se sitúa en los márgenes de su filmografía. Apoyada en una colorida y bellísima fotografía de, entre otros, Vittorio Storaro, esta incomprendida película en la que Teri Garr, Frederic Forrest, Raúl Juliá y Nastassja Kinski se encontraban y desencontraban por azar en las calles de Las Vegas se presentaba como un extraño cuento de hadas.
La ley de la calle (1983)
En 1983, Coppola presentó dos películas gemelas: La ley de la calle y Rebeldes. Ambas, apoyadas en novelas de S.E. Hinton, narraban el duro día a día de unos adolescentes al margen de la sociedad. De las dos, destaca ésta, que añade al tema una hipnótica fotografía en blanco y negro y escenas oníricas. En ella, Matt Dillon quería emular a su hermano mayor, Mickey Rourke, líder de una banda de jóvenes duros. El Festival de San Sebastián la reconoció con la Concha de Oro a la mejor película.
Cotton Club (1984)
De nuevo, la mafia se colaba en la filmografía de Coppola. En esta ocasión, Richard Gere, Diane Lane y James Remar conformaban un peligroso triángulo en el que un atractivo trompetista de jazz y la novia de un gángster debían hacer frente a su pasión a espaldas de dicho criminal. De fondo, el mejor jazz de los convulsos años veinte. Como apunte, uno de los que firmaban el guion era Mario Puzo.
Capitán EO (1986)
No todo iban a ser largometrajes en la carrera de Coppola. En 1986, por encargo de Disneyland, que quería lanzar una nueva atracción basada en una proyección en 3D, Coppola dirigió y coescribió, entre otros, junto a George Lucas, este cortometraje en el que un Michael Jackson en la cresta de la ola debía hacer frente a una malvada emperatriz interpretada por Anjelica Huston. Casi veinte minutos de aventuras espaciales y música.
Peggy Sue se casó (1986)
Era hora de retomar la comedia, y qué menos que con un añadido especial, por ejemplo, viajes en el tiempo. Kathleen Turner daba vida a esta Peggy Sue que, dolida por la separación de su marido, Nicolas Cage, viaja 25 años atrás, a su época de estudiante en el instituto. Una oportunidad perfecta para cambiar los errores del pasado, todo ello con unos atinados golpes de ironía y un reparto que incluía a Helen Hunt y Jim Carrey.
Drácula de Bram Stoker (1992)
Pese a sus licencias, la de Coppola es hasta la fecha la mejor adaptación de la celebérrima novela de Bram Stoker. A la ambientación de quien es un maestro de las atmósferas oscuras (aunque en esta ocasión no contó con el fallecido Gordon Willis, «El Príncipe de las Tinieblas», director de fotografía de El padrino) se sumaba un romanticismo (en su doble acepción) muy agradecido. Gary Oldman deslumbra como un seductor Drácula que encandila a Winona Ryder, Keanu Reeves, Anthony Hopkins, Monica Bellucci, Tom Waits y a quien se ponga por delante.
Jack (1996)
A muchos sorprendió la irrupción de una película tan familiar y entrañable como esta viniendo del hombre que nos había revuelto las tripas años antes. En cualquier caso, sin conocer exactamente qué llevó a Coppola a dirigir este título, estamos ante una obra simpática y llena de carisma que se hizo con el corazón de muchos. Su absoluto protagonista, un Robin Williams rebosante de ternura que da vida a un niño de 10 años cuyo físico envejece muy rápido. Junto a él, Diane Lane, Jennifer Lopez, Fran Drescher y el mismísimo Bill Cosby.