Con inteligente, confusa y premeditada intención, Kiarostami, que por primera vez rueda fuera de su país y con actores profesionales, nos instala a lo largo de dos horas en el límite mismo, peligrosamente asomados a las fronteras en las que tan a menudo el ser humano mezcla realidades, sueños, esperanzas y deseos. Certezas y mentiras.
¿Qué he visto? Se pregunta el espectador al término de la proyección de esta delicada reflexión sobre la complejidad de las relaciones humanas. Sin embargo, el planteamiento inicial es sencillo: la propietaria de una tienda de antigüedades acude a la conferencia-presentación del libro Copia conforme de un reconocido intelectual.
La primera parte de la cinta se consume, o eso pensamos (o creemos) inicialmente, en una especie de duelo dialéctico entre dos profesionales, –la anticuaria y el escritor–, que como pareja de desconocidos que acaban de conocerse hablan sobre arte y, con más detenimiento, sobre el valor del original frente a la copia, o a la copia frente al original.
Juego de espejos
Pero en la segunda parte lo que vemos da un giro y pensamos (o creemos) que estamos asistiendo a la celebración del 15 aniversario de boda de un matrimonio que visita un pueblo de la Toscana.
La pareja de intérpretes es la misma pero emerge y crece con la película la duda de si la pareja o la no-pareja de las dos partes del film es la misma. ¿Hay un original y una copia?, y si así fuera, cual es cual en ese aparente juego de espejos.
“Ni siquiera yo tengo claro cual es el estatus de la pareja del filme. La verdad es una posibilidad, pero no importa mucho cual es la realidad. Lo único importante es que, como dice otro de los personajes, hacen una buena pareja”, ha explicado echando más leña a la ambigüedad el propio Kiarostami que rompe con Copia certificada no pocas de sus costumbres, como la de aceptar un sistema de producción convencional, trabajar en un idioma que no es el suyo (la película mezcla indistintamente francés, inglés e italiano) y hacerlo fuera de su país.
Por cierto, esta película ha sido prohibida en Irán como reacción del gobierno, (¡santo cielo!), a las lágrimas de Juliette Binoche que al recoger en Cannes su premio pidió la liberación del director iraní Jafar Panahi, que al estar encarcelado no pudo acudir como jurado al certamen francés. (Este blog trató en dos ocasiones, Una silla vacía en el Festival de Cannes y El cineasta Panahi “recobra” la libertad, 24 y 27 de mayo, aquel lamentable episodio).
Fiel a sus claves de autor
Pero Kiarostami es fiel a sus claves de autor como esos planos larguísimos y los encuadres fijos marca de la casa que pueden llegar a impacientar a algunos. O ese rodar sin prisas que busca, y consigue, adecuar el tiempo cinematográfico al discurrir del tiempo convencional. Película “lenta” que dirían los que prefieren otro tipo de cine…
Juliette Binoche, que obtuvo por este papel el Premio de Interpretación en el pasado Festival de Cannes y que ha declarado ver cumplido un sueño al trabajar a las órdenes del director de A través de los olivos y El sabor de las cerezas, y el famoso barítono inglés William Shimell, que debuta en el cine, acaparan todo el protagonismo.
Lo hacen de una forma tan convincente que nos confunden. El espectador duda si realmente los personajes de la historia son unos desconocidos que fingen ser pareja o un matrimonio que intenta recomponer su inestable relación jugando a no conocerse. Cada espectador cree ver una historia distinta y en ese galimatías se esconde uno de los logros mayores de esta más que interesante propuesta.
El papel del espectador
Copia certificada responde plenamente a aquella declaración de principios del director: “Mi película ideal sería como un crucigrama con espacios vacíos que debe rellenar el espectador”.
Tomen nota y apréstense a ser parte activa en el resultado de lo que hemos visto porque, cerrando el círculo, ni siquiera sabemos con certeza por qué o por quién doblan las campanas de un plano final congelado en una espadaña que acaba por fundirse en negro.
¿Es el último juego de manos de Abbas Kiarostami?… Tampoco lo sabemos. ¿Es un tramposo?… Qué más da, porque, al cabo, bendita sea esa, su magia.
Copia certificada
Director: Abbas Kiarostami.
Intérpretes: Juliette Binoche, William Shimell y Jean-Claude Carrière.
Francia/Italia. 2010. 106 minutos.