Este documental Los mundos sutiles (2012) de Eduardo Chapero Jackson, debe ser analizado y valorado desde varios puntos de vista. Diría que por lo innovador, se gana una ovación al salirse del molde concebido de que un documental es la sucesión de información valiosa que busca instruir de una manera amena y a la mayor brevedad al espectador, en palabras de José Rojas Baez: “...el documental, entonces, ilustra, refiere hechos reales mediante una construcción (obra, estructura) a base de, con el predominio y la propuesta de datos fidedignos” (pág.282).
Aquí no, aquí el documental va a tratar de poesía, y no de cualquier poesía, va a versar sobre uno de los gigantes de la poesía española: Don Antonio Machado. El director busca poetizar cada obra del autor, busca rivalizar con sus imágenes, sus tomas, sus paisajes, su danza, la belleza de Amaia Pardo, la protagonista, con la historia y el arte de Machado. Trata de hacer un “video” de la escritura, de la poesía, una propuesta visual, danzante, asimilándose a los videos musicales que se popularizaron y se hicieron imprescindibles en el éxito de la música. Escoge una protagonista única para conducir esta puesta en escena; una bella bailarina (Sira), que nos va a acompañar todo el lapso que dura el documental. Hay mucho espacio para la introyección del espectador, a veces diría que demasiado, a veces el espectador se va a preguntar donde va el nexo de lo que está viendo con la historia y la poesía de Machado, hasta que aparece la historia de Machado.
Las imágenes y las tomas son muy bellas, pero creo que por ser basado en la poesía y el lenguaje escrito, debió haber salido la letra (,a semejanza de un close caption)de lo que se leía para que el espectador pueda deleitarse con su propia voz, entender mejor los poemas y sobre todo entender la poesía, pues a veces, más que todo al inicio el tono de voz de la joven no es perceptible o no es totalmente inteligible.
A veces, como decía, parece artificiosa la historia de la bailarina, inoficiosa, confusa, baladí, inconexa, de bostezo. Sin embargo los planos son muy estudiados, la fotografía es impecable, los cuadros son calculados con mucho arte, casi para ser llevados al óleo sobre lienzo, estampas dignas de ser inmovilizadas para colgar en una pared, se vale para eso del onirismo, imágenes de ambientes oníricos, surrealistas, solitarios.
Se respeta la prevalencia del poema sobre la música (tan difícil desde que la música apareció en el mundo) y la forma más grande de respeto en leer las poesías sin música.
En el pasaje en que un oriental vestido de samurai lee un poema frente a un árbol muerto creo que debería aparecer la letra del poema, los efectos serían más poderosos. El espectador debe imaginar el poema, o al menos quienes no somos expertos en Machado.
Yo entiendo la estructura fragmentaria como una gran obra de danza teatral, pero no logro conectar siempre las escenas, me parece que a veces son incoherentes, ahora, eso puede hacer parte de una deficiencia mía, una suerte de incapacidad cognitiva, “analfabetismo'' dancístico. Pero la repetición y la prevalencia de la danza me rememora a la magnífica obra Carmen de Carlos Saura.
Reconozco mis deficiencias, creo que no sería capaz de ver 2 o 3 documentales de este tipo con la información que me gusta de Machado y que busco si ha de estar tan dispersa. No sé si se pueda generalizar este tipo de documentales. Exige mucho del espectador, un grado de introyección y quizás de conocimiento de la obra de Machado para lograr el impacto deseado. Creo que en este caso me ocurrió lo contrario de las obras cinematográficas previas que analizamos, cómo las había leído varias veces o conocido previamente pude gozarlas mejor o entenderlas mejor, o valorarlas mejor. Mi conocimiento de Antonio Machado es básico, de un lector que admira una obra y conoce sus poemas más populares, pero no ha profundizado, por eso como documental, como información me parece que no logra los objetivos, me deja frustrado. Luego de leer campos de Castilla y verlo 2 veces más pude entenderlo y disfrutarlo más que ese primer impacto desconcertante. Entiendo ahora el preámbulo o prólogo en que nos advierten que hemos de observar un género híbrido.
Puedo llevar al extremo esta suposición con esta pregunta: ¿hubiera sido lo mismo si en vez de una bailarina hubiera tomado como hilo conductor a un pintor, o un cantante, o a un actor, o a un deportista, o si hubiera variado al protagonista de acuerdo al poema?
Creo que la clave a esta pregunta me la respondió Rojas Báez:
“Sería de lamentar que alguien entendiese en tan mal sentido la apelación al cine como arte de las imágenes o arte de las imágenes en movimiento: todas las artes son artes de (constituidas por y gracias a) imágenes así como el cine no es el único arte que proporciona imágenes en movimiento. Quizás la reina de las artes en este sentido sea la danza: ¡qué mayor esplendor dado por la imagen en movimiento, ser y sentido pleno de la danza!” (pág. 289).
Ahora, quiero y puedo interpretar esos fragmentos de vida de un personaje “x” como la forma como un individuo vive dentro de la poesía, coincide o ejemplifica un paralelismo con algo tan prescindible pero poderoso como la poesía.
La imagen que coincide con la implantación de la dictadura y el genocidio de españoles, el espacio se transforma en un edificio vacío, sucio y derruido, y la mujer soporta y carga al varón, como sinónimo de la catástrofe en que solo el principio creador, el principio generador de vida, el principio femenino le toca asumir sus muertos y cargar con el horror, con la realidad ominosa. Habla de soledad, de almas vacías al borde de la nada, precipitadas al infierno de la realidad, y se muestra una breve imagen de militares y un alto prelado de la iglesia sonrientes porque han descendido ese infierno tierras españolas.
Al final la bailarina se envuelve en su propia cáscara de fragilidad extrema y baila en el presente con hermosa maestría en un paisaje urbano desértico donde contrasta con las formas geométricas de los edificios circundantes, carentes de arte, pero con noción de eternidad, como monolitos fríos creados por el hombre.
De todas formas es una obra que suscita preguntas y genera imágenes, sirve como impulso creativo a la relación entre el espectador y la obra de Machado, como el punto de partida para una reelaboración del texto, de la obra, del film, creo que eso es lo que hace el verdadero arte, así a veces nos frustre.