Desde el testimonio directo de los muchos profesionales que intervienen en la cinta se pasa revista al modelo de financiación, producción, distribución y exhibición de una industria que, pese a la crisis, «hace posible que el cine español esté más vivo que nunca».
Producida por Centuria Films y Producciones Embrujadas, La pantalla herida reúne las opiniones de algunas de las figuras más influyentes de la cinematografía española e intercala escenas de conocidas producciones del cine español que refuerzan y en ocasiones aportan tintes de ironía a las frases que los participantes pronuncian.
Análisis y crítica
Productores, directores, actores, distribuidores, exhibidores y representantes de entidades y administraciones como el Ministerio de Cultura, la SGAE, la FAPAE o la Academia de Cine discuten y analizan la profunda crisis que vive el cine en la actualidad y opinan, sin tapujos, sobre cómo podrá o deberá desarrollarse el nuevo modelo industrial del audiovisual en España.
Todos, desde Gil Parrondo a Agustín Díaz Yanes pasando por Karra Elejalde y Javier Elorrieta. De Ángeles González-Sinde a Fernando Guillén Cuervo. Y Enrique López Lavigne, Luis Manso, Fele Martínez o Rubén Ochandiano. De Belén Bernuy a Hugo Silva. Y Lourdes de Orduña, Nacho Vigalondo, Pilar Robla, Manolo Velasco o Imanol Uribe… Todos los que están, son. Todos, hasta casi medio centenar de profesionales en los diferentes ámbitos relacionados con la industria cinematográfica, dejan ante la cámara sus expertas opiniones para lamentar aquello que con cierto laconismo expresa el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho: «A menudo me encuentro a personas que manifiestan no ver cine español. Cuando les preguntas por qué contestan categóricos «porque es malo y no me gusta» y se quedan perplejos cuando les dices «¿pero cómo sabes que es malo y que no te gusta si no lo ves?»».
Nuestro patrimonio
La pantalla herida es un esclarecedor documental que, por el trasfondo de los temas en los que escarba, algunos sin duda incómodos para según quien, y por la libertad con la que los plantea, no va a gustar a todos.
Quedan flotando en la oscuridad de la sala frases que cobran significativo eco en los tiempos que corren: «España y su cine no cuidan el talento». «El triunfo es particular y el fracaso, colectivo». «El crowdfunding no genera industria». «Generalizar es pobre». «Tenemos la obligación, todos, de defender nuestro patrimonio cultural». «No hay ni una sola industria que haya significado la marca España en el extranjero como la cinematográfica». «El cine pone imágenes a nuestros sueños». «La educación sobre el cine tiene que iniciarse, como sucede en otros países, en la escuela». Pero, y en ese punto la opinión es unánime: «Pese a todo, el cine es un ente muy vivo que pervivirá».
Honesta y valiente, como apuntó en la presentación su director Luis María Ferrández, la cinta reivindica un arte que tiene en España -«un país especialmente dotado para todo lo que tiene que ver con la imagen y con lo audiovisual»- un desarrollo y histórico mucho más importantes de lo que algunos afirman y se empeñan en creer.
En fin… El cine como vehículo de difusión cultural. Aspecto que defienden todos los intervinientes de La pantalla herida porque, como dejó escrito Antonio Machado en el discurso de su ingreso en la Real Academia, un parlamento que nunca llegó a pronunciar: «Difundir la cultura es despertar las almas y aumentar el número de los capaces».
Ojalá que dentro de un tiempo se pudiera rodar una segunda parte de este documental bajo el título La pantalla curada.
Dirección y guion: Luis María Ferrández
Música: José Sánchez-Sanz
Fotografía: Luis Ángel Pérez
Montaje: Adoración G. Elipe y José Manuel Jiménez
Productoras: Centuria Films y Producciones Embrujadas
España / 2014 / 86 minutos