El lunes siguiente a los Goya y en su vigésimo primera semana en cartel, escaló al cuarto puesto en taquilla (segunda en recaudación por cine) y ya ha sido vista por 1.100.000 espectadores. Hasta la fecha, su recaudación asciende a 6,5 millones de euros.
A nivel internacional ha sido elegida por la Academia de Cine para representar a España en los Premios Ariel de México y Film Factory ya ha cerrado acuerdos de distribución en casi todos los países el mundo y los que quedan espera cerrarlos en el mercado europeo de Berlín en estos días.
Larga lista de premios
La isla mínima concursó en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián días antes de su estreno comercial. El jurado de Sección Oficial otorgó a la película la Concha de Plata al Mejor Actor, para Javier Gutiérrez, y Mejor Fotografía para Alex Catalán. Por su lado, la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) concedió a la película el Premio Feroz Zinemaldia a la Mejor Película de Sección Oficial.
Después han venido otros reconocimientos importantes: el Premio al Mejor Largometraje Español de Ficción y el Premio a la Mejor Interpretación Masculina para Javier Gutiérrez, dotado por la Fundación AISGE en la XX Edición de los Premios Cinematográficos José María Forqué y los 10 premios ASECAN del Cine Andaluz a los que optaba la película.
La cinta de Alberto Rodríguez también ha sido premiada con ocho Medallas CEC otorgadas por el Círculo de Escritores Cinematográficos, entre ellos, Mejor Película y Mejor Director. La Asociación de Informadores Cinematográficos de España reconoció la cinta con 5 Premios Feroz en su segunda edición: Mejor Película Dramática, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Música Original y Mejor Tráiler.
Recientemente se han publicado las nominaciones a los Premios de la Unión de Actores y cinco actores de La Isla Mínima se encuentran incluidos: Actor protagonista (Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo), Actor de Reparto (Antonio de la Torre y Manolo Solo) y Actriz de Reparto (Mercedes León).
Sinopsis
1980. En un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir, olvidado y detenido en el tiempo, dos adolescentes desaparecen durante sus fiestas. Nadie las echa de menos. Todos los jóvenes quieren irse a vivir lejos y algunos de ellos se escapan de casa para conseguirlo. Rocío, madre de las niñas, logra que el juez de la comarca, Andrade, se interese por ellas. Desde Madrid envían a dos detectives de homicidios, Pedro y Juan, de perfiles y métodos muy diferentes que, por distintos motivos, no atraviesan su mejor momento en el cuerpo policial.
Una huelga de los trabajadores del campo pone en riesgo la cosecha del arroz, principal riqueza de la región, y dificulta las tareas de investigación de los dos policías que reciben presiones para solucionar el caso cuanto antes. Sin embargo, la investigación policial pone en evidencia que en los últimos años han desaparecido varias jóvenes más y que aparte del arroz existe otra fuente de riqueza: el tráfico de drogas.
Nada es lo que parece en una comunidad aislada, opaca y plegada sobre sí misma. Las pesquisas de los detectives parecen no llevar a ningún lado. En este difícil proceso, Juan y Pedro deberán enfrentarse a sus propios miedos, a su pasado y a su futuro. Su relación se irá estrechando y sus métodos se harán parecidos. Lo único importante es dar con el asesino.