Esta película forma parte de nuestro especial 10 buenas películas para comenzar el verano. ¿Quieres ver el resto de recomendaciones? [1]
De un epílogo a otro. Del de Wajda al de Strzemiński, que en los últimos años de su existencia extremó su heroica lucha contra la ortodoxia estalinista además de superar sus propias limitaciones físicas -por heridas de guerra le faltaba el brazo y la pierna derechas- para avanzar en sus ideas sobre el arte.
Protagonizada por la estrella del cine polaco Boguslaw Linda, este apasionado biopic nos presenta a un personaje fascinante. En 1948, cuando Stalin pone sus manos sobre Polonia, el famoso pintor Władysław Strzemiński se muestra inflexible a la hora de comprometer su creatividad.
Perseguido y expulsado de su puesto en la universidad, de la noche a la mañana fue borrado de los muros de galerías y museos. Pero no cedió y con la ayuda de algunos de sus estudiantes comenzó a luchar contra el partido gobernante y se convirtió en el símbolo de la resistencia artística contra la tiranía intelectual.
Los últimos años del artista: Afterimage tiene el inconfundible golpe de manivela de Andrzej Wajda. El guion va creciendo ante los ojos del espectador. Todo engarza a través de planos demorados en los que se insertan, como pespuntes, cortos y primeros planos que transmiten un dramatismo muy característico del realizador polaco.
El artista
Władysław Strzemiński nació en Minsk el 21 de noviembre de 1893. Artista transgresor, en la década de los 20 del pasado siglo formuló su teoría del unismo, que pronto se convirtió en referente de la vanguardia artística centroeuropea.
Sus lienzos unísticos inspiraron a buen número de escritores y músicos, entre ellos al compositor Zygmunt Krauze. Profesor de artes plásticas en la universidad hasta que fue «oficialmente» defenestrado, muchos de sus alumnos se convirtieron en incondicionales del pintor e hicieron suya la lucha por la libertad creativa.
Autor del volumen La teoría de la visión, lideró el grupo artístico vanguardista A.R. de Lotz, entre cuyos miembros se contaba su mujer, Katarzyna Kobro.
Władysław Strzemiński murió el 26 de diciembre de 1952. Está enterrado en el antiguo cementerio de Lodz, ciudad a la que siempre estuvo muy unido. La Real Academia de Bellas Artes de aquella ciudad lleva su nombre.
En el Reina Sofía
Bajo el título Prototipos vanguardistas [2], del 26 de abril al 18 de septiembre el Museo Reina Sofía presenta una exposición de la obra de Katarzyna Kobro y Władysław Strzemiński que abarca desde finales de la década de 1910 hasta comienzos de 1950.
Integrada por diversas disciplinas, como pintura, escultura, arquitectura y diseño industrial y gráfico, anuncia nuevas tendencias, que alcanzarían su plenitud en las prácticas de generaciones posteriores, tales como el minimalismo, el movimiento Zero o el arte reduccionista.
El conjunto de la producción de estos dos artistas sostiene que el objetivo último del arte no es la fabricación de objetos bellos, sino la transformación profunda del mundo a partir de la experimentación creativa.
La exposición plantea un recorrido por las diferentes etapas y medios de expresión que utilizaron ambos artistas, repasando páginas poco conocidas de la historia del arte moderno y del contexto centroeuropeo de la primera mitad del siglo XX.
Como se apunta en la presentación de la muestra: «La obra de Kobro y Strzemiński, con la que transgredieron y radicalizaron muchos de los presupuestos de las vanguardias históricas, permite también cuestionar algunas de las ideas más extendidas en torno a la modernidad y apuntar a sus posibles declinaciones y líneas de fuga».
El cineasta
Andrzej Wajda (Suwalki, Polonia, 1926 – Varsovia, 2016), figura mayor de la cinematografía mundial, es uno de los realizadores más relevantes de la prestigiosa Escuela Polaca de Cine.
En la ceremonia de los Óscar del año 2000 fue galardonado con un Óscar Honorífico «por su decisiva contribución al engrandecimiento del cine como arte».
Hijo de un oficial de Caballería del ejercito polaco que fue asesinado a comienzos de la Segunda Guerra Mundial en el terrible episodio de Katyn, Wajda combatió contra los nazis cuando apenas era un adolescente. Tras la guerra, estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Cracovia para integrarse más tarde en la Escuela Nacional de Cine en Lodz.
Su personalísima forma de entender el cine entronca con su carácter de cronista sensible y comprometido con los complejos avatares políticos de su país. Cámara en mano ha ido levantando una obra artesanal que, al tiempo, conmueve e informa.
A lo largo de 60 años, Andrzej Wajda dirigió 50 películas, entre las que cabe destacar -aunque en el conjunto de su obra ninguna propuesta desentone- los cuatro trabajos nominados al Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa: La tierra de la gran promesa, Las señoritas de Wilko, El hombre de hierro (también Palma de Oro en el Festival de Cannes) y Katyn.
Además, Wajda recibió el Oso de Oro Honorífico en el Festival de Berlín en 2006, el León de Oro Honorífico en el Festival de Venecia en 1998 y, como ya se ha apuntado, el Óscar Honorífico en el año 2000.
Dirección: Andrzej Wajda
Guion: Andrzej Mularczyk, Andrzej Wajda
Intérpretes: Boguslaw Linda, Aleksandra Justa, Bronislawa Zamachowska, Zofia Wichlacz
Fotografía: Pawel Edelman
Polonia / 2016 / 98 minutos