El pintor estadounidense Andrew Wyeth firmó El mundo de Cristina, cuadro emblemático del realismo del pasado siglo. Por razones diversas, esa tela se ha convertido en un icono que ha influido, y así lo han reconocido los propios cineastas, en directores tan diferentes como Josep Kosinsky o Terrence Malick.
Baños Fidalgo parece haberse unido a ese grupo en este inquietante retrato de una mujer que, en busca de sus orígenes, escarba en la memoria de una madre que ha perdido sus recuerdos.
Esa madre es La fotógrafa y su hija es quien, tomando como referencia las imágenes de aquella captadas en Argentina durante las manifestaciones del «corralito», intenta desenredar una madeja al cabo de la cual se desempolva un secreto lacerante que arrancó en los tiempos de plomo de la dictadura del general Videla.
Planos y tiempos
Es en la forma de manejar los planos en donde la pintura de Wyeth y el cine de Baños se acercan. Ya desde el primer plano, una visión circular con mujer y casa solitaria incluidas, la referencia parece estar clara. El resto es un logrado manejo de los tiempos de la historia. Presente y pasado se funden o se distancian de la mano de una dirección muy medida y muy poco habitual, –por lo precisa, por lo firme– en un debutante.
La fotógrafa, en cuya producción ha intervenido Pere Portabella, apenas tiene fisuras. Va de menos a más y cuando su proyección concluye, el espectador hace balance de lo visto y siente que ha sido testigo de una notable sorpresa. Pero no les desvelaré más porque a pesar de lo dicho, cuando la vean, inevitablemente se sentirán sorprendidos; agradablemente sorprendidos.
La fotógrafa
Dirección: Fernando Baños Fidalgo
Intérpretes: Zay Nuba, Susi Sánchez, Emilio Linder y Héctor Molinar
2012 / España / 80 minutos