Va la cosa de la extrema situación a la que tiene que enfrentarse Jane Hammond (notable interpretación la de Portman en un papel  al que sabe darle la contención precisa para que no se convierta en una caricatura) cuando su marido regresa a su casa en un apartado paraje de Nuevo México con ocho balas en el cuerpo y apenas un hálito de vida.

Los ocho recados se los ha dejado otro miembro de la banda de forajidos a la que el marido pertenecía antes de emparejarse. Al saber que no ha muerto, Bishop (Ewan McGregor), el nuevo líder de los ‘malos’, decide seguirle hasta la granja en la que el herido vive con Jane y su hija para terminar la faena.

La cosa pinta cada vez más fea y Jane, mujer de carácter, decide pedirle ayuda a un viejo amor (Joel Edgerton, también responsable de parte del guion) al que lleva más de diez años sin ver para que le ayude en la defensa de lo suyo cuando la banda aparezca. Todo es cuestión de tiempo para que la pantalla se llene de pólvora y disparos.

Con moraleja

El cine nos ha dejado películas con argumentos similares, pero esta venganza se ve con gusto aunque no sea una de esas rompedoras propuestas del género (Sin perdón, por ejemplo), porque la trama sentimental y el canto a las segundas oportunidades va imponiéndose al ambiente de los simples balazos.

Cobran importancia, aunque acaso pesen demasiado y corten el fluir de la historia, los flashbacks que explican el pasado del enamorado defensor que perdió a su novia cuando tuvo que ir a combatir en la Guerra de Secesión. En su ausencia de tres años, la que era su novia dejó de serlo y se embarcó en una nueva vida con el forajido ahora moribundo.

La venganza de Jane es Natalie Portman no solo por su interpretación. Ella es la única que ha estado desde el principio en un proyecto que ha sufrido múltiples contratiempos. El guion vivió casi veinte revisiones y hasta llegar al reparto definitivo circularon actores como Michael Fassbender, Jude Law o Bradley Cooper.

La dirección tampoco fue tranquila hasta la aparición de Gavin O’Connor. Antes, la realizadora Lynne Ramsay dejó a todos plantados horas antes de iniciarse el rodaje por desacuerdos con los productores.

Pero el hecho es que con La venganza de Jane en pantalla tenemos por delante hora y media de cine entretenido, bien interpretado, visualmente potente y con una moraleja – … y vivieron felices y comieron…- de rojos y calmos horizontes.