Victoria sale de una disco tecno en el mítico barrio berlinés de Kreuzberg. Es una joven española que no conoce a nadie en la ciudad. Son las cuatro de la mañana y decide dar por terminada la fiesta. En ese punto entra en juego la cámara, que seguirá cada uno de sus pasos desde ese momento hasta las seis. En esas dos horas largas su vida cambiará substancialmente a raíz de su encuentro en la calle con cuatro tipos de muy dudosa catadura que quieren seguir la juerga.
Guión de doce folios
No es fácil mantener la atención durante tanto tiempo simplemente siguiendo los vaivenes de una persona en la noche. Tienen que pasar cosas. Y pasan, pese a lo que es inevitable que se produzca una cierta reiteración en algunas escenas. Sin embargo, la película se sostiene en buena medida gracias a la espontaneidad de la protagonista, que aguanta con firmeza el tener a centímetros de su persona y de continuo un objetivo vigilándola. La improvisación forma parte determinante de un proyecto que surge de los doce folios, sólo doce folios, que contienen el conjunto del guión.
Intensa y, a su modo, deprimente, Victoria provoca en el espectador la desazón que busca. Su mensaje es claro: la vida es a menudo un plano secuencia dramático y, siempre, una aventura incierta.
Dirección: Sebastian Schipper
Guión: Olivia Neergaard-Holm y Sebastian Schipper
Intérpretes: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski, Max Mauff, Burak Yigit, Nadja Laura Mijthab
Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen
Música: Nils Frahm
Alemania / 2015 / 140 minutos