Las aguerridas guardianas de Francia

Mientras los hombres luchan en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, Hortense (Nathalie Baye), matriarca con carácter de la granja de los Pardier, sobrepasada por el duro trabajo, recaba la ayuda de Francine (Laura Smet), una joven forastera proveniente de los servicios sociales que pronto es tratada como una hija más. Trabajan de sol a sol y su vida sigue el ritmo de las labores del campo y de las escasas visitas de los hombres cuando tienen permiso. En ese ambiente, Francine cree haber encontrado por fin una familia.

Pero cuando los hombres Pardier vuelve a casa de permiso, las emociones se agitan y el amor florece. Una pasión que surge en un momento inadecuado marcado por las distancias, los malentendidos y los prejuicios, lo que conducirá la historia por imprevistos derroteros.

Nathalie Baye, y en su debut como protagonista Laura Smet, madre e hija en la ficción y en la vida real, acaparan una película de trabajadas imágenes impresionistas a las que presta música el siempre colorista Michel Legrand.

Beaubois viene demostrando desde su primer filme, Nord (1991), tacto y elegancia para afrontar dramas potentes. Realizador de procesos lentos, siete películas en 27 años, tuvo con De dioses y hombres (2010) su mayor éxito internacional. Ahora encara Las guardianas como una especie de western porque «una granja es como un rancho del oeste. En mi película en vez de cowboys hay cowgirls. Así lo contemplé porque para mí cada película es una manera de explorar a fondo un tema que me interesa, por eso me asesoré con monjes cuando rodamos De dioses y hombres y de policías cuando hice Le petit lieutenant«.

Recorriendo el arco histórico que va de 1915 a 1920, –cinco bloques narrativos en los que lo narrado se distribuye–, alberga Las guardianas razones más que suficientes para visitarla y un mensaje que trasvasa fronteras y épocas: La guerra la libran los hombres, pero la silente batalla de levantar el día a día es cuestión de las guardianas.