Salgan a la calle y acérquense al primer póster promocional de Los Mercenarios 3 que encuentren. Miren esas caras, los rostros sonrientes de ese grupo de überseres que empuñan armas. Detrás de esa aparentemente relajada actitud ante la vida se cuece un drama.

Cuando en 2010 Stallone lanzó ese proyectil de bazuca que fue la primera entrega de Los Mercenarios todo eran risas. ¿Qué puede ser más festivo que una reunión de viejas glorias del cine de acción sazonada con algunos luchadores y con el fondo y la forma de una película «de las de antes»? En un mundo lleno de héroes estilizados que se debaten ante oscuros conflictos internos mientras utilizan avanzadas tecnologías para salvar el mundo sin dejar mácula hacía falta un poco de fuerza bruta.

No cuesta imaginar a Stallone negando con la cabeza viendo en lo que se había convertido el cine de acción. «¿Por qué se odia a sí mismo pudiendo odiar al malo?», pensó, quizá. Y quizá ahí se encendió la bombilla. Había que reunir a la tropa, a los de siempre. Había que trazar un profundo surco entre el bien y el mal. Había que hacer las cosas al estilo de la Vieja Escuela.

El resultado fue lo más cercano a una fiesta en la gran pantalla. Stallone creó un muy digno producto de entretenimiento a partir de guiños y codazos al espectador. Pueden tacharlo de superficial y acertarán de pleno. ¿Pero quién necesita profundidad teniendo a Schwarzenegger, Bruce Willis y Chuck Norris autorreferenciándose en cada línea de diálogo? Misión cumplida.

Encrucijada

Tras dos entregas festivas, Stallone se encontraba ante una encrucijada: seguir en la misma línea o hacer un alto para reflexionar. Como buen hombre de acción, decidió decantarse por el camino de en medio. Así, este hombre orquesta hizo un viaje interior hacia los orígenes mismos de la saga. El concepto del que partía todo era «viejas glorias dando guerra», pero… ¿y si estas viejas glorias estaban demasiado viejas? Eureka.

Ya en la primera parte de Los Mercenarios 3, el Barney Ross de Stallone, ese padre espiritual de rostro impasible, sentencia como el Roger Murtaugh de Arma letal que él y sus chicos están demasiado viejos para esa mierda. Quizá ha llegado el momento de jubilarse, de colgar los rifles de asalto y cultivar un poco eso de las relaciones personales. Quizá ha llegado el momento de dejar paso a la Nueva Escuela.

Los Mercenarios 3 es un punto de inflexión en la saga, ese momento en el que los valores que la sustentan son cuestionados hasta hacerla pender de un hilo. Así las cosas, ¿estamos ante el final de la aventura, ante la claudicación definitiva de las viejas glorias? Por supuesto que no. Stallone se reúne de jovenzuelos (Kellan Lutz, Ronda Rousey, Glen Powell y Víctor Ortiz), dando lugar a lo que alguien ha venido a llamar United Commandos of Benetton, y coquetea con el nuevo cine de acción. Sly quiere jugar a eso de las estrategias de combate cargadas de chismes cibernéticos, así que, aunque no es un campo que conozca, se deja hacer por los jóvenes.

Juventud y veteranía

Pero no se llamen a engaño. Stallone no pierde el rumbo. La Nueva Escuela no está mal, los chicos tienen potencial, pero la Vieja Escuela sigue siendo necesaria. Y ambos bandos unidos son imparables. Ahí está el mensaje de la película, la auténtica reflexión. Jóvenes y viejos pueden luchar codo con codo. «La edad es un estado mental», dice el personaje de Antonio Banderas.

En lo que toca a esta tercera entrega, estamos ante el villano más carismático de la saga por motivos claramente interpretativos. A fin de cuentas, Mel Gibson es Mel Gibson, incluso teniendo en cuenta a ese glorioso Van Damme llamado Vilain. Y respecto a las nuevas incorporaciones destaca con ventaja un Banderas que explota su vena más cómica a través de unos diálogos que el propio malagueño reescribió, dando lugar a una mezcla entre el Gato con Botas y Asno.

Uno se pregunta qué rumbo tomará la saga a la espera de una posible cuarta entrega. ¿Optará Stallone por un grupo intergeneracional de Mercenarios o seguirá fiel a las viejas glorias que propiciaron todo este asunto? Esperamos que se decante por la segunda opción. El panorama del cine de acción sigue necesitando su dosis de Vieja Escuela.

Los mercenarios 3 CartelLos Mercenarios 3
Dirección: Patrick Hughes
Guion: Katrin Benedikt, Creighton Rothenberger y Sylvester Stallone
Intérpretes: Sylvester Stallone, Jason Statham, Antonio Banderas, Jet Li, Wesley Snipes, Dolph Lundgren, Kelsey Grammer, Randy Couture, Terry Crews, Kellan Lutz, Ronda Rousey, Glen Powell, Victor Ortiz, Robert Davi, Mel Gibson, Harrison Ford y Arnold Schwarzenegger
Música: Brian Tyler
Fotografía: Peter Menzies Jr.
Productoras: Millennium Films y Nu Image Films
Distribuidora: Universal Pictures
Estados Unidos / 2014 / 126 minutos