Nueva York, 1971. Tras sus celebrados días como uno de los fotoperiodistas más considerados de la Segunda Guerra Mundial, William Eugene Smith se siente desconectado de la sociedad y de su carrera. Está convencido de que sus mejores días profesionales se han quedado en el pasado. Bebe y malvive. Ocupa un destartalado estudio que a duras penas puede pagar. En ese punto le llegan noticias de lo que está ocurriendo en el otro lado del mundo como consecuencia de décadas de una sistemática, negligente e impune contaminación industrial que está devastando a la población de la ciudad costera japonesa de Minamata.
Tras no pocos tiras y aflojas con el editor, logra que la revista Life, para la que trabaja, lo envíe a la zona del desastre. Allí, Smith se sumerge en la comunidad y recupera la ilusión por su profesión y con su cámara capta las imágenes descarnadas e impactantes que darán la vuelta al mundo y resultarán determinantes para que los causantes de la debacle asuman sus responsabilidades económicas y legales.
Dirigido por el realizador y también fotógrafo Andrew Levitas y en curiosa sintonía vital con el personaje rescatado, Johnny Depp, que declara una profunda admiración por el profesional al que interpreta, se funde en la piel de W. Eugene. El reparto se completa con los convincentes papeles de Bill Nighy (La librería, Regreso a Hope Gap); Hiroyuki Sanada (El último samurái, Mortal Kombat) y Tadanobu Asano (La leyenda del samurái).
El personaje
W. Eugene Smith, uno de los más respetados reporteros fotográficos del siglo XX, considerado por muchos como uno de los padres del ensayo fotográfico moderno, fue reconocido internacionalmente por, entre otros trabajos, sus imágenes del frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial; por sus fotografías de las zonas rurales de Carolina del Sur o las que realizó en la Guerra de Vietnam.
Pero en el conjunto de su obra, el trabajo más difundido e influyente fue su ensayo fotográfico final, creado durante tres años, de 1971 a 1974, en la ciudad de Minamata, donde sacó sus fotografías más famosas, entre las que se encuentra Tomoko Uemura en su baño, una imagen que este 2021 cumple medio siglo.
Un año antes de su fallecimiento en octubre de 1978, Smith donó miles de fotos, documentos y escritos al Centro de Fotografía Creativa de Arizona. Un extraordinario archivo personal que superaba los 20.000 kilos de peso.
La historia real
Minamata, en la japonesa prefectura de Kumamoto, pequeña ciudad del sur de la isla de Kyushu, se ubica en la desembocadura del río Minamata, que se abre a la bahía del mismo nombre y al mar de Yatsushiro. En 1956, cuando comienza esta historia, tenía unos 50.000 habitantes.
El 21 de abril de aquel año, Tsukinoura, una niña de 5 años, ingresó con convulsiones y dificultades para andar y hablar en el Hospital Chisso del que era propietaria la Chisso Nippon Nitrogen Fertilizer Corporation, una empresa que a principios de la década de los 50 comenzó a producir acetaldehído, compuesto utilizado entre otras aplicaciones en la síntesis de plásticos.
La ciudad creció al paso de la fábrica, su industria más importante. Para la síntesis del acetaldehído era necesario el mercurio como catalizador de la reacción química. Tras el proceso de producción el mercurio sobrante se vertía al mar donde, en parte, se transformaba en metilmercurio, compuesto mucho más tóxico y fácilmente asimilable por los organismos vivos. Pronto se confirmó que en los peces, moluscos y crustáceos entraba por el sistema digestivo o por las branquias. Como consecuencia, los bivalvos y los peces morían, las algas no crecían y, en tierra, los gatos y las aves agonizaban.
Aquella niña, Tsukinoura fue el primer caso documentado de la ‘enfermedad de Minamata’. Su aparición fue reconocida oficialmente el 1 de mayo, cuando ya había más pacientes ingresados, entre ellos la hermana de la pequeña. El director del hospital notificó a los servicios de salud que cuatro enfermos mostraban síntomas cerebrales de origen desconocido.
27 toneladas
Se estima que entre 1932 y 1968 la Chisso Corporation vertió en esa bahía 27 toneladas de compuestos de mercurio que provocaron en miles de personas un desorden neurotóxico grave que quedó definido como la ‘enfermedad de Minamata’. Los casos más graves se caracterizan por problemas sensoriales, sobre todo en las extremidades, trastornos del movimiento y equilibrio y reducción del campo visual. Hay otros signos neurológicos como la dificultad en el habla, pérdida de audición, movimiento incontrolado de los ojos, temblores, convulsiones generalizadas y, en los casos más graves, parálisis y muerte.
Equipos de investigadores de la Universidad de Kumamoto trabajaron durante años para conocer mejor la enfermedad y su origen y el 22 de julio de 1959 se hizo público un informe en el que concluían: “La enfermedad de Minamata es una enfermedad del sistema nervioso que es causada por la alimentación con pescado y marisco en el área local (Bahía de Minamata). El mercurio ha llamado nuestra atención como la causa de la contaminación del pescado y el marisco”.
Pero las autoridades y la empresa no se hicieron eco de las evidencias científicas ni las utilizaron para contener la extensión de la enfermedad. En 1961, la fábrica desvió parte de sus vertidos a un río vecino y amplió el radio de contaminación, afectando a todo el mar interior de Yatsusho.
La evidencia de que el metilmercurio que vertía Chisso podía ser la causa de la enfermedad convirtió el problema médico y ambiental en un problema social. Los pescadores exigían una compensación por el daño causado, que cesaran los vertidos y que se depurara todo lo que salía de la fábrica hacia el mar. Hubo manifestaciones, invasión de la fábrica, mandato del Gobierno para que la compañía tratara sus vertidos y, también pero con poco éxito, comisiones de investigación en el Parlamento.
No fue hasta 1968 cuando el Gobierno japonés anunció oficialmente que el metilmercurio arrojado a la bahía había entrado en la cadena alimenticia a través de la ingestión de pescado y de marisco contaminado y provocado la terrible enfermedad. Pero hubo que esperar hasta 1971 para que la justicia sentenciara por primera vez que Chisso era responsable de lo ocurrido y obligase a la compañía a indemnizar a los afectados.
Como deja claro El fotógrafo de Minamata, –película en la que, como no podía ser menos, la fotografía juega función clave–, el papel del profesional que se asomó a aquella realidad y se la arrojó al mundo a la cara a través de bellísimas y descarnadas imágenes fue determinante para aliviar el drama y compensar en algo el sufrimiento.
El fotógrafo de Minamata
Dirección: Andrew Levitas
Guion: A. Levitas, David Kessler
Intérpretes: Johnny Depp, Bill Nighy, Hiroyuki Sanada, Tadanobu Asano, Katherine Jenkins
Fotografía: Benoît Delhomme
Música: Ryuichi Sakamoto
Reino Unido / 2020 / 115 minutos
A Contracorriente Films