Hija de un sastre y una ama de casa, María Ángeles López Segovia, nombre real de Morgan, empezó a estudiar baile clásico español a los 11 años al acabar su educación primaria. Pepe Cabo, representante del mundo del espectáculo, puso sus ojos en ella cuando había cumplido 13 años para pasar a formar parte de una compañía infantil llamada «Los chavalillos de España».
A los 16 años comenzó a trabajar como bailarina del reparto de la vedette Maruja Tomás en la compañía de revistas Colsada. En 1956 se le ofreció sustituir a Mercedes Llofriu, momento en el que adopta el seudónimo Lina Morgan. A mitad de los cincuenta, la cómica, ya como vedette de revista, se codeaba con Tony Leblanc, Manolo Paso o Miguel Gila.
Llegada al cine
Sus primeros pasos en el celuloide los dio junto a Leblanc (El pobre García), Jess Franco (Vampiresas 1930) y Rafael J. Salvia (Una tal Dulcinea). También dio vida a Mari Loli, papel secundario y muy carismático en Las que tienen que servir, donde compartió plantel con Concha Velasco, Amparo Soler Leal, Manolo Gómez Bur, Alfredo Landa y José Sazatornil.
Sus apariciones en varios Estudio 1 (La chica del gato y El landó de seis caballos) hicieron que fuese requerida como protagonista en la pantalla grande. Soltera y madre en la vida (1969) y La tonta del bote (1970) fueron los títulos en los que empezó a percibirse que Lina Morgan se convertiría en una cómica de altura.
En aquellos años comenzó a dibujar el rol que asumiría en muchas de las producciones de su biografía artística: «el sempiterno personaje de mujer inculta capaz de revolver situaciones complicadas gracias a su intuición y a un gracejo de corte caricaturesco y esterotipado», tal y como reza el Diccionario de Cine Español, editado por la Academia de Cine y dirigido por José Luis Borau.
A partir de los setenta estuvo en ocho comedias dirigidas por Mariano Ozores donde siguió explotando las fórmulas de humor que le habían llevado al éxito. En 1975 se despidió de la pantalla grande dirigida por Rafael Romero Marchent en Un día con Sergio. Sorprendentemente, veinte años después, volvió al mundo del celuloide con Hermana, ¿pero qué has hecho?, de Pedro Masó. Acompañada de Tote García Ortega y José Manuel Cervino, interpretó a una monja atracadora de banco y a su hermana gemela.
Teatro y televisión
En 1983 compró por 127 millones de pesetas el Teatro La Latina. Sus éxitos teatrales llevaron a Televisión Española a rodar versiones de algunas de sus obras para la pequeña pantalla: Vaya par de gemelas, Celeste no es un color y El último tranvía. Morgan mantuvo la propiedad del teatro hasta junio de 2010, cuando lo vendió al grupo catalán Focus a cambio de 7,5 millones de euros, un despacho y un palco de por vida.
En 1994 fue uno de los fichajes estrella de Antena 3 para la serie Compuesta y sin novio, que le valdría su primer TP de Oro a mejor actriz. Tras esto, volvió Televisión Española con la mítica Hostal Royal Manzanares, serie que no dejó de cosechar éxitos en cuatro temporadas, reuniendo frente al televisor en su último episodio a 7.332.000 espectadores.
Tras este éxito casi sin precedentes de la ficción española, Morgan se embarcó en otras producciones televisivas que no tuvieron tanto recorrido, como Una de dos, Academia de baile Gloria y ¿Se puede?. Fue retirándose del que había sido su oficio poco a poco, apareciendo esporádicamente en series como Aquí no hay quien viva, A tortas con la vida o Escenas de matrimonio.
La actriz recogió numerosos galardones a lo largo de su vida, como el Fotogramas de Plata, tres TP de Oro, la Antena de Oro de Teatro, un Premio Ondas, el Miguel Mihura, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
El barrio que la vio nacer será el que la acoja en su despedida. La capilla ardiente de la cómica ha sido ubicada en el Teatro La Latina.