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Lo peor de una boda, contado desde el humor argentino

El segundo trabajo como director de Ariel Winograd fue estrenado en su país hace ya dos años. Ahora, Mi primera boda llega a la cartelera española para ponerle la nota de humor a una semana en la que se estrenan títulos de peso como Gravity y La herida, ambas en las quinielas de los premios más relevantes a un lado y otro del charco. Mi primera boda es argentina, una comedia argentina, y, como tal, cumple con lo que se le exige (merced a los antecedentes) a una película de este tipo.

Un guión sencillo, unos personajes arquetípicos llevados al extremo para provocar la carcajada y una situación cotidiana en la que todo lo que puede salir mal sale mal y lo que no, también. Esa es la receta para que todo encaje sin importar que el absurdo domine por encima del sentido común. La cuestión es que el conjunto funcione y haga reír al espectador.

Ella es Leonora (Natalia Oreiro). Joven, guapa, triunfadora en la vida y una maniática del control que ha planeado el día de su boda hasta el más mínimo detalle. Lleva un año trabajando en el que debería ser el mejor día de su vida sin contar con que si algo puede salir mal, saldrá. Él es Adrián (Daniel Hendler), el novio. Acomplejado por una novia que se cree por encima, tiene el don de meter la pata en el momento menos oportuno.

El desencadenante

¿Qué es lo peor que le podría pasar al novio el día de su boda? Sí, eso es. Perder las alianzas. Esas que la tía acartonada de la novia guardaba como un tesoro familiar para este día. Adrián, cumpliendo su papel de novio torpe, en lugar de confesar a su futura esposa el accidente con los anillos, emprende un alocado plan que no hará otra cosa que complicar aún más la jornada nupcial haciendo que todos, principalmente la novia, pierdan los nervios hasta el punto de que el enlace corra peligro.

En Mi primera boda, ya lo avisa el novio nada más comenzar la narración dirigiéndose a cámara, todo es estresante. Porque organizar una boda lo es. Y todos los aspectos de la misma acabarán afectados en una reacción en cadena que comienza con un anillo juguetón que se cae al vacío. Los anillos no están. El rabino y el cura, interpretados por los miembros de Les Luthiers, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, se han perdido. La tarta, un desastre.

Las dudas

La madre de la novia, una cincuentona que se comporta como una adolescente. El abuelo del novio, un separado cuyo único deseo es fumarse un porro. La madre de él, una matriarca asfixiante. El primo tonto. Los amigos descontrolados… Y, por si esto fuera poco, el retrato lo completan los ex. Principalmente, el de ella. Un antiguo y fugaz amor, profesor de universidad, cínico y de vuelta de todo al que interpreta Imanol Arias.

Y claro, con tanto problema, a los novios les surgen las dudas. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Es el amor de mi vida? ¿No debería dar marcha atrás ahora que estoy a tiempo? Todo contado con humor, sin importar la imposible concatenación de casualidades y problemas poco probables en la vida real. Lo que destaca es el humor con el que está contado, cómo los actores defienden sus también improbables (por cantidad) meteduras de pata y cómo se resuelve el entuerto. Al final, lo verdaderamente importante en una boda no es todo lo que la rodea, sino que los novios se quieran. ¿O no?

Estrenos de la semana

  • Gravity, de Alfonso Cuarón.
  • Gloria, de Sebastián Lelio.
  • Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos.
  • Runner Runner, de Brad Furman.
  • Peligrosamente infiltrada, de Tom Vaughan.
  • Mi primera boda, de Ariel Winograd.
  • La herida, de Fernando Franco.
  • Héroes Por Naturaleza: McConkey, de Steve Winter, Murray Wais, Scott Gaffney y Rob Bruce.