Sabíamos a lo que íbamos. Haneke es Haneke: estricto y metódico. Minucioso, como él mismo reconoce, hasta la exageración. En esa evidencia radican los pros y los contras de este recorrido por un personaje que marca huella muy personal a la hora de concebir y fraguar eso de hacer cine.
Calculada realización
Apenas hay sorpresas en esta hora y media que fluye sin sobresaltos. La primera impresión es de discurso y estructura convencionales. Parece que no hubiera guión, pero lo hay, vaya si lo hay, y aunque la cinta no lleve su firma en la dirección, por todos los poros transpira un meticuloso y calculado ejercicio de realización y montaje.
Haneke es así. Luces y sombras. El negro de su indumentaria perpetua y los matices a la hora de intentar capturar el discurrir del ser humano sobre un mundo “tantas veces hostil y siempre complejo”.
A lo largo de esa hora y media tenemos la oportunidad de visitar la trastienda del director. Sus formas de encuadrar escenas y actores y, a través de la visión de algunos de sus intérpretes fetiche (Isabelle Huppert, Juliette Binoche o Jean-Louis Trintignant), conocer de primera mano su forma profesional y humana de manejarse.
A vueltas con la verdad
Captar la mirada directa de quien confiesa “haber intentado llegar a la verdad a través de todas mis películas, algo que es obvio que no he logrado alcanzar”. Alguien que vuelve una y otra vez sobre lo que la verdad comporta: “Hay muchas verdades. Es cuestión del punto de vista lo que determina la verdad que buscas, lo que quieres y lo que rechazas”, explica al tiempo que se niega a “empastar” las cosas. “Intento despojar la escena de cualquier tentación melodramática. Aspiro a limpiar cada secuencia y cada frase hasta una desnudez que puede llegar a resultar incómoda”.
Michael H. Profesión director. Retrato del artista y del hombre; del profesional en acción. De quien manifiesta fluctuantes estados de ánimo capaces de trasladarse, sin solución de continuidad, del malhumor al alborozo; de la sonrisa abierta, -casi siempre-, a la cara de piedra, -en ocasiones-.
De quien que se siente un privilegiado pues “enfocar y vencer los miedos es un privilegio del artista y hacer cine con pasión y sinceridad es hacer arte”.
Hombre y obra
Como comenta Yves Montmayeur, “cuando accedió a que hiciera un documental sobre él, me advirtió que no iba a revelar nada de su intimidad, y que aunque intentara investigar su vida, descubriría que lleva una vida muy banal, sin ningún interés. Haneke rechaza categóricamente la exploración de su vida privada. No le gusta hablar de sí mismo, ni dar detalles de su pasado, de su familia… De hecho, es muy difícil encontrar fotos suyas de joven, de su vida antes de cineasta. Creo que hace lo mismo con sus películas, juega a la confusión constantemente, disfruta proyectando una imagen de sí mismo que quizá no se corresponda con la realidad. Por eso decidí retratar a Haneke trabajando. Solo mediante la casi sagrada intimidad que se produce en el esfuerzo creativo podía revelarse el hombre que hay detrás de la obra”.
Más allá del cine
Este documental logra su cometido. Nos acerca, desde diferentes perspectivas, a un sujeto cuya obra trasciende el marco del cine. La música, el teatro y la ópera, además de la cinematografía, son ámbitos en los que ha dejado ecos difíciles de olvidar este creador que recientemente recibía en el Teatro Campoamor de Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes «por su relevante aportación al patrimonio cultural de la humanidad».
Ganador, por dos veces, de la Palma de Oro del Festival de Cannes y del Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Amor, Haneke dirigió el pasado mes de enero una espectacular versión de la Ópera Così fan tutte en el Teatro Real de Madrid.
Por aquellas fechas, en las que fue entrevistado por hoyesarte.com, recogió también la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en una ceremonia en la que mostró su admiración por el legado cultural español. «Me emociona recibir un premio cultural en un país con tanta cultura como España», dijo entonces.
Dirección: Yves Montmayeur
Fotografía: Yves Montmayeur, Attila Boa y Stéphane Rossi.
Austria. Francia / 2013 / 90 minutos