El Jurado de este Premio -convocado por la Fundación Príncipe de Asturias- estuvo presidido por José Lladó y Fernández-Urrutia e integrado por José Luis Cienfuegos Marcello, Marzio Conti, Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, Duque de Huéscar, José María Flotats i Picas, Guillermo García-Alcalde Fernández, Carmen Giménez Martín, Catalina Luca de Tena y García-Conde, Hans Meinke Paege, Elena Ochoa Foster, Vicente Todolí Cervera, Carlos Urroz, Amelia Valcárcel Bernaldo de Quirós, Benjamin Weil, Miguel Zugaza Miranda y José Antonio Caicoya Cores (secretario).
La candidatura de Haneke fue propuesta por Rudolf Lennkh, embajador de Austria en España, y apoyada por Claudia Schmied, ministra federal de Educación, Arte y Cultura de Austria.
El poeta del desasosiego cinematográfico
Considerado «el poeta del desasosiego cinematográfico», Michael Haneke (Múnich, 23 de marzo de 1942) estudió Filosofía, Psicología y Teatro en la Universidad de Viena. Su penetrante y radical mirada sobre la sociedad le ha permitido explorar terrenos desconocidos hasta convertirse en uno de los más destacados autores del cine contemporáneo europeo. Entre 1967 y 1970 trabajó como guionista para la Südwestfunk (radio y televisión públicas del suroeste de Alemania) y, desde 1970, trabaja como realizador y guionista independiente. Como dramaturgo ha dirigido producciones escénicas en Alemania y Viena, con obras de Strindberg y Goethe, y también óperas. En 1974 debutó en televisión con After Liverpool, tras la que dirigió otras siete películas para la televisión alemana, entre ellas, una adaptación de El castillo, de Kafka.
Su estreno cinematográfico tuvo lugar en 1989 con El séptimo continente, feroz análisis de la autodestrucción de una familia vienesa de clase media. Esta película inauguró la concebida por Haneke como Trilogía de la glaciación emocional, completada por Benny’s Video (1992) y 71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls (1994). En su implacable y personal exposición de la realidad, Haneke plantea situaciones de violencia, sexo y represión, que son a menudo producto del aislamiento y de la falta de comunicación individual o colectiva de sus personajes. La angustia que esta experiencia origina en el espectador es para Haneke un recurso para provocar una reflexión sobre las estructuras y los principios que sustentan la sociedad moderna, incluido el propio cine. En 1997 alcanzó fama internacional con Funny Games, un juego macabro de terror y humillación. El éxito de la cinta dio lugar a una versión estadounidense, que dirigió años después el propio Haneke. Es precisamente en la representación de la violencia, más sugerida que manifestada y generalmente sin justificación, así como en sus anti convencionales estructuras narrativas y visuales, donde el cineasta austriaco muestra su talento innovador. En 2000 rodó Código desconocido. Al año siguiente La pianista, basada en la novela homónima de la Nobel de Literatura Elfriede Jelinek, obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Cannes.
Haneke recibió nuevamente el aplauso de la crítica con Caché (2005), donde narra los estragos que causa en una pareja la aparición de vídeos de su vida cotidiana filmados sin su conocimiento. Por esta película recibió, entre otros muchos galardones, el premio al Mejor Director en Cannes y Mejor película y Mejor Director en los Premios del Cine Europeo 2005. La cinta blanca (2009) es el retrato en blanco y negro de una comunidad rural dominada por la hipocresía, la rigidez moral y la educación autoritaria. Aclamada internacionalmente, fue reconocida con la Palma de Oro del Festival de Cannes, Mejor Película, Guión y Dirección en los Premios del Cine Europeo y el Globo de Oro. Con su último trabajo, Amor (2012) -un retrato de la incondicionalidad del verdadero amor y de la desolación y desesperanza del deterioro físico de la vejez-, Haneke volvió a conquistar la Palma de Oro de Cannes y ganó otro Globo de Oro y el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa.
Además de los referidos, Michael Haneke está en posesión de numerosos premios cinematográficos internacionales y en 2007 fue distinguido con la Cruz de Honor de las Artes y las Ciencias de Austria. En 2013 recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, coincidiendo con el estreno de su montaje de Così fan tutte en el Teatro Real de Madrid.
33 candidaturas
Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar «la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupo de personas o de instituciones en el ámbito internacional». Dentro de este espíritu, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes se concederá a aquellos «cuya labor en la cinematografía, el teatro, la danza, la música, la fotografía, la pintura, la escultura, la arquitectura y otras manifestaciones artísticas constituya una aportación relevante al patrimonio cultural de la humanidad».
En esta edición concurrían un total de 33 candidaturas, procedentes de Argentina, Austria, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Estonia, Georgia, Hungría, Italia, Japón, Kazajistán, Perú, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Rusia, Serbia, Ucrania, Zimbaue y España.
Este ha sido el primero de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su trigésimo tercera edición. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Letras, Cooperación Internacional y Deportes. El Premio Príncipe de Asturias de la Concordia se fallará el próximo mes de septiembre.
Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con una escultura de Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, la cantidad en metálico de 50.000 euros, un diploma y una insignia. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.