Mike Todd, un excéntrico productor de Broadway, llega a Los Ángeles en 1955 con un ambicioso proyecto, La vuelta al mundo en 80 días, con el que quiere revolucionar las superproducciones de Hollywood.
Por su parte, Mario Moreno es un cómico que tardó en fraguar y hasta que lo hizo se ganaba la vida bajo las carpas de los circos de México DF en humildes y caricaturizados papeles de bufón. Pero su personaje Cantinflas lo lleva a convertirse en un icono del cine cómico y uno de los personajes más importantes de la industria fílmica.
Cantinflas, la película, nos instala en los días previos a la rueda de prensa de presentación del arriesgado proyecto. Cinco días en los que Todd salvó su apuesta gracias a la incorporación de Mario Moreno. Sus caminos se cruzan en una película que terminará ganando cinco premios Óscar y un Globo de Oro para Cantinflas.
La película que ahora se estrena en España cuenta esa historia y, en paralelo, la del nacimiento y triunfo de uno de los cómicos más grandes de Latinoamérica y su labor como empresario.
El personaje
Mario Moreno Reyes nació en Ciudad de México en 1911. Hijo de familia numerosa, pronto tuvo que buscarse la vida y lo hizo, antes de consolidarse como cómico y actor de teatro y de cine y tras bregar por humildes escenarios, como limpiabotas, torero, boxeador y taxista.
En 1937, y a raíz de un pequeño papel secundario en la película No te engañes, corazón, comienza a perfilar el personaje que lo inmortalizó: ese Cantinflas de palabra atropellada que lo haría famoso en poco tiempo.
La vuelta al mundo en 80 días, película con la que da el salto a Hollywood, supone su definitiva consolidación universal y lo convierte en una figura capaz de generar, a partir de su personaje, toda una industria del espectáculo.
Mario Moreno murió en 1993. Su carisma como cómico suscitó todos los elogios, especialmente en su país natal, en donde se convirtió en un referente.
Esa admiración no oculta una cara menos luminosa, aquella que le señaló como persona de difícil trato, excesivamente exigente en su trabajo con las personas que tenía bajo su responsabilidad y políticamente comprometido con opciones extremas. Pero eso es otra historia.
Su doble
Óscar Jaenada invirtió, según propia confesión, más de cuatro meses de ensayo para preparar el doble personaje: el cómico Cantinflas y el empresario Mario Moreno.
«Vi hasta nueve veces cada una de las 51 películas de Cantinflas», afirma. «Quemé tres reproductores de DVD porque todo el tiempo quería estar escuchando sus películas, repasar su trabajo y tener el acento muy medido. Las vi tantas veces que me percaté de cómo sus ojos cambiaban en el momento en que empezaba a improvisar. Creo que tal vez rayé en la locura con el personaje».
Practicó la dicción, el acento y la interpretación de aquel al que emulaba, pero no estuvo seguro de su caracterización hasta que el propio hijo de Cantinflas vio una de sus secuencias. “Mario vino al segundo o tercer día de rodaje. Pidió que le pusiéramos una escena que estábamos rodando. Yo le vi por el rabillo del ojo y él lo único que dijo fue: «Me parece un trabajo excelente. Ahora me gustaría verlo sin que mi padre hable». Y le dijeron «No, no es la voz de Cantinflas; la que estamos oyendo es la voz del actor». Y entonces él mismo dijo que se le achicó la piel. Fue un visto bueno que me hizo sentir que estábamos haciendo las cosas bien».
Lo dicho, camaleónico Jaenada que, tras resucitar a Camarón de la Isla y a Cantinflas, confiesa que en una futura película le encantaría dar vida a Dalí.
Dirección: Sebastián del Amo
Guion: Sebastián del Amo, Edui Tejerina
Intérpretes: Óscar Jaenada, Michael Imperoli, Ilse Salas, Luis Gerardo Méndez
Fotografía: Carlos Hidalgo
Música: Roque Baños
México / 2014 / 106 minutos