La cámara nos introduce en Villa Biondi, un atípico y destartalado centro psiquiátrico en el que vive, rompiendo moldes y todas las reglas que se le ponen por delante, Beatrice, una condesa culta, simpática, charlatana y millonaria que vive en el epicentro de un profundo desequilibrio psíquico. Beatrice, interpretada por el lujo de actriz que es Valéria Bruni-Tedeschi, es un terremoto imposible de controlar: habla y habla, ríe y ríe, miente y miente, mientras confunde a quienes con ella conviven convenciéndoles de que tiene relación directa con los líderes políticos más influyentes del mundo.
En la tela de araña de Beatrice cae Donatella, a la que da vida Micaela Ramazzotti, esposa en la vida real del realizador y que pese a su buena actuación está muy por debajo de lo que la Tedeschi logra. Donatella, envuelta en un pasado de drogas y víctima de un drama personal que no ha logrado superar, es una joven tatuada, vulnerable e introvertida. «Carne de cañón» para entrar en el delirio vital de su compañera. Entre ambas surgirá una forma de amistad marcada por el descontrol que les hará vivir impredecibles aventuras que pondrán de manifiesto el «otro manicomio», a cielo abierto, que se esconde en el mundo de las personas aparentemente cuerdas.
Crítica con humor
Espiga de Oro en el último Festival de Valladolid, en donde también logró el Premio del Público, Locas de alegría alberga, bajo esa cáscara de humor sin fronteras, una muy dura crítica contra las instituciones psiquiátricas penitenciarias. Un tipo de centros que en Italia han quedado recientemente abolidos.
El propio Virzì muestra su declaración de intenciones al responder acerca de si se propuso alguna meta terapéutica: «Todas las películas son una terapia», responde. «Ayudan aunque no me atrevo a decir que curan. Pero sirven para soportar mejor las cosas de la vida, sobre todo si sacan a la luz la comedia que se esconde tras el drama y la tragedia».
«Quería hacer una comedia divertida y humana… pero también queríamos hablar de la injusticia, la opresión, el martirio de las mujeres estigmatizadas, frágiles, despreciadas, condenadas y encerradas. Pero sin convertirlo en un panfleto. Buscábamos briznas de felicidad, o al menos de euforia, a pesar del confinamiento. Cuando me pregunto si se puede sonreír o incluso reír contando el sufrimiento, o resulta indecente o escandaloso, me respondo que sí, porque en el fondo eso es lo único que me interesa cuando hago una película».
Dirección: Paolo Virzì
Guion: Francesca Archibugi, Paolo Virzì
Intérpretes: Valéria Bruni-Tedeschi, Micaela Ramazzoti, Valentina Carneluti, Tommaso Ragno, Bob Messini, Sergio Albelli, Anna Galiena, Marisa Borini, Marco Messeri, Bobo Rondelli
Fotografía: Vladan Radovic
Música: Carlo Virzì
Montaje: Cecilia Zanuso
Italia, Francia / 2016 / 116 minutos