¿Cómo y dónde empezó todo? ¿Cómo fue su primera y determinante evolución como artista? El joven Picasso, que se estrena en España el 28 de abril, rastrea su educación y aprendizaje, y se detiene en cuatro ciudades que jugarían en su vida un papel clave: Málaga, La Coruña, Barcelona y París.
El excelente documental responde a esas cuestiones y plantea un recorrido por sus obras de estos primeros años, analizando detenidamente dos períodos claves: el azul y el rosa.
La película, que forma parte de la serie Exhibition on Screen [1], se recrea en el año 1907, cuando con sólo 25 años Picasso pinta Las señoritas de Avignon, una obra que, como apunta el propio Grabsky, «cambió el mundo del arte para siempre».
¿Qué aporta el documental El joven Picasso?
Hemos trabajado muy estrechamente con los museos Picasso de Málaga, Barcelona y París para ahondar y poder reflejar cómo aquel joven se elevó como artista y alcanzó logros extraordinarios. Hablamos de un Picasso muy humano y, como tal, contradictorio. Generalmente tenemos la perspectiva de los artistas basada en los últimos años, cuando ya son conocidos o famosos. En el caso de Picasso también y, de hecho, sus imágenes habituales son las de un hombre mayor con poco pelo. Una persona que supera ya los 60 años. A mí me gusta empezar captando los primeros años, aquellos que nos descubren cómo era de niño, por qué se casó, cómo vivía y qué hacía entonces. Cómo fue que aquel niño, aquel joven que andaba por las calles de Málaga o de La Coruña se convirtió en uno de los más grandes artistas del siglo XX.
¿Eso contribuye a comprender mejor al artista?
Se puede admirar el trabajo de un artista sin saber nada de su vida. Podemos escuchar la música de Mozart sin conocer ni un hecho, ni un detalle de su vida. Pero considero que cuanto más se sabe sobre la historia de una persona y de su país, de los momentos fundamentales en su crecimiento y de cómo se forjó como ser humano, se entenderá mejor su arte. Eso sucede con todos y también con Picasso. Ahora comprendo mucho mejor su arte. Para mí, lo más sorprendente sobre su figura es que aprendió todas las reglas del arte para después romperlas; destruirlas. Se forjó en las academias de La Coruña, Barcelona y Madrid haciendo dibujos, cuadros y esculturas de modelos vivos, unas obras muy tradicionales. En Madrid haciendo copias de Velázquez, Murillo o El Greco. En Barcelona hablando con artistas como Casas, Rusiñol, Nonell, aprendiendo de ellos. En París pintando como Van Gogh o Toulouse Lautrec, hasta el momento en que llega la época azul y, sobre todo, cuando concibe y plasma Las señoritas de Avignon. Aprendí, al observar todos esos hechos, que Picasso era un ser humano muy complejo, lo que se manifiesta, por ejemplo, en sus relaciones con las mujeres o con los otros artistas. Como seres humanos somos complejos. No todo es blanco o negro. Él también lo era. Picasso tenía una personalidad compleja con muchos matices. Esas contradicciones probablemente son uno de sus rasgos distintivos fundamentales como ser humano.
¿Cómo selecciona; cuál es el proceso de selección de los artistas a los que dedica los documentales?
Cada película supone un trabajo muy duro, así fue con Cézanne: Retratos de una vida y en David Hockney en la Royal Academy of Arts, por citar dos ejemplos. Las personas que trabajamos en estos proyectos consideramos nuestras propias pasiones. Si voy a emplear tres o cuatro años de mi vida en la de un artista es importante para mí que sea alguien al que verdaderamente admire y me apasione. Además tenemos que lograr los fondos que nos permitan realizar el proyecto por lo que no podemos dejar de lado la visión comercial para recuperar, al menos en parte, la inversión. Hace unos días hemos terminado una nueva película, Van Gogh en Japón, que al tiempo supone una mirada al arte de Japón y a la influencia que tuvo sobre el pintor holandés. Cuando este tipo de arte llegó a París todo cambió para Van Gogh. Creo que nuestro acierto es hacer una película no sólo sobre la creatividad japonesa, sino sobre su incidencia y relación con el arte de una figura como ésta. Cada semana buscamos posibilidades y, considerando los factores que he comentado, decidimos. Siguiendo este proceso nos hemos centrado en figuras como Lucien Freud, El Bosco, Monet, Picasso…
¿Cuál elegiría de los documentales sobre artistas en los que ha participado?
Siempre he trabajado sobre artistas de primerísimo nivel: Monet, Cézanne, Munch, Degás, Manet… y siempre con la intención de ampliar las posibilidades, en el sentido de no solo reflejar a un gran artista, sino también a la persona que tuviese, además, una biografía interesante. Paso a paso, las 15 personas que integramos Exhibition on Screen hemos luchado por incentivar y satisfacer, ahora en 63 países, a la gente que quiere ver arte en el cine. Si tengo que hablar de un filme, para mí fue un momento especialmente interesante el de la producción sobre la vida de Monet, porque se basó casi totalmente en sus 3.300 cartas, en veinte de sus cuadros y en los sitios en los que pintaba. Esa cinta tuvo un gran éxito.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Este año vamos a realizar un documental sobre la pasión de Cristo en el arte. Hace tiempo que tengo el deseo de, a través de cuadros de Boticcelli, de Miguel Ángel, de Leonardo y de otros maestros, reflejar un momento histórico tan trascendente como el de la pasión de Jesucristo. Por otra parte, también estamos trabajando en una película dedicada a Gaudí. Durante un tiempo viví en Barcelona, conozco las casas que construyó y conozco algo de la vida de Gaudí, al que considero un genio con una vida y una obra muy interesantes para llevar al cine. Pero éste es un proyecto que está en sus fases iniciales por lo que queda mucho trabajo por delante.
Es usted un declarado amante de España como cuna del arte, ¿cuáles son los creadores españoles que más le interesan?
La historia del arte en España es extraordinaria. Me gustaría poder citar a uno o dos creadores deslumbrantes, pero hay tantos que se me hace casi imposible. Darse una vuelta por el Prado, por citar un museo en concreto, es acercarse a la genialidad de Murillo, El Greco, Goya o Velázquez. Otro pintor que me encanta es Sorolla y, como es evidente, Picasso. Pero hay que considerar otros campos, como la arquitectura o el cine, en los que hay autores españoles realmente deslumbrantes. Es un lujo que intentamos divulgar a través de nuestro trabajo como cineastas. En eso ponemos todo nuestro empeño y ahí seguiremos.