Mantener una relación a flote puede ser una auténtica odisea. Añádanle un anillo a la ecuación y todo se agudiza. Y si la vida planta ante las narices de uno un suceso dramático, el «nosotros» es lo más parecido a una guerra que muchos conocerán. Los hay que intentan revitalizar su relación a toda costa, como los carismáticos protagonistas de Le week-end. Otros deciden tomar un desvío y abandonarse a las tentaciones, como la Fanny Ardant de Mis días felices. Y algunos, quizá los más dramáticos (tan dramático como el silencio puede ser), huyen sin más, sin rastro, sin migas de pan.

A Eleanor y Conor la vida les ha dado un vuelco. Su matrimonio afronta la prueba más dura a la que podría someterse, y la divergencia en las actitudes de ambos cónyuges hace que el abismo sea insalvable. El golpe es seco e inesperado. Ned Benson demuestra buena mano para hacer patente lo sorpresivo del giro dramático con una elipsis. Tras una alegre y prometedora introducción, con un escenario algo manido, pero solvente al fin y al cabo, el fundido a negro nos conduce a un después muy diferente.

Intensidad

Eleanor necesita desaparecer. ¿Qué busca? No lo sabe. Necesita descubrirlo. Y es en esa búsqueda en varias direcciones en la que nos sumerge la cinta de Benson. La intensidad será nuestra compañera de viaje. En un drama donde no hay enemigos (quizá en el interior de cada uno), ni culpables, ni una pregunta clara a la que responder, los personajes no pueden más que sufrir mientras dan palos de ciego. Y aquí es donde la película pierde fuelle, quizá por forzar demasiado la maquinaria. El espectador sabe agradecer un drama, pero dos horas con el «intensómetro» al máximo es demasiado.

La idea original de Benson era contarnos la historia de esta pareja con dos películas que difirieran en el punto de vista: ahora el de ella, ahora el de él. Ambas películas se llevaron a cabo y fueron estrenadas el pasado año, cada una con un metraje de 90 minutos. Este año llega a nuestro país la tercera versión, subtitulada Ellos, que aúna en dos horas de duración los dos puntos de vista. Sin duda, una de esas decisiones comerciales en pos de una distribución más factible. Presumiblemente, un error que deja la sensación de una película castrada. Es obvio que tres horas dejan espacio a más matices que dos.

Sin embargo, el resultado no es ni de lejos nefasto. Si bien deja un regusto de indiferencia en el espectador, la cinta de Benson tiene aciertos a cada paso, desde el buen hacer de Jessica Chastain y James McAvoy como pareja protagonista (y los roles secundarios de William Hurt, Isabelle Hupert, Viola Davis y Ciarán Hinds, sobre todo) hasta esa realización que destila tonos indie por doquier. ¿Quizá demasiado indie? Ya saben: sobreexplotación de cierta música, una dirección de fotografía correcta pero demasiado familiar… ¿Estamos en el cénit del indie? ¿Es lo indie auténticamente indie? ¿Hemos entrado ya en algo así como el postindie? Demasiadas preguntas sin respuesta. Demasiados deambulares sin un rumbo claro. ¿Entienden ahora a Eleanor Rigby?

La desaparicion de Eleanor Rigby CartelLa desaparición de Eleanor Rigby
Dirección y guion: Ned Benson
Intérpretes: Jessica Chastain, James McAvoy, William Hurt, Isabelle Hupert, Viola Davis, Bill Hader y Ciarán Hinds
Música: Son Lux
Fotografía: Christopher Blauvelt
Estados Unidos / 2014 / 123 minutos