La película nace en el momento en que Simon (Jason Bateman) y Robyn (Rebecca Hall), jóvenes y pareja, se mudan a un acomodado suburbio de Los Ángeles para iniciar una nueva vida. Todo apunta bien. Todo. Incluso el encuentro con Gordo (al que da vida el propio Edgerton), un hombre afable al que en primera instancia no reconoce Simon a pesar de haber sido compañero de colegio en la infancia.
Subsanado ese olvido y restablecida la antigua amistad, Gordo obsequiará con misteriosos regalos a la pareja. Al hilo de esos obsequios poco a poco irán emergiendo acontecimientos desconcertantes que acabarán por revelar un terrible secreto que tuvo su origen veinte años atrás. Desde ese momento nada es lo que parece. Y ella, Robyn, se ve abocada a preguntarse si realmente conoce a su marido. O, todavía un punto más allá, descubrir que no sabe con quién comparte vida. La cosa va de cuentas pendientes, una cuestión que, como es obvio, lo complica todo.
Pero tiene El regalo notables asideros (entre ellos la propia interpretación de Joel Edgerton, que se hizo con el galardón al mejor actor en el último Festival de Sitges) para no caer en ese saco en el que se almacenan innumerables thrillers planos que invaden las televisiones las tardes mortecinas del fin de semana.
Como queda dicho estamos ante una película de suspense, sí, pero es más que eso. La subversión de algunos de los chlichés habituales en los guiones del género, los inteligentes giros que se apartan de caminos ya trillados, la fotografía del español Eduard Grau y el peso del tema de fondo sobre el que la película reflexiona sin juzgar ni tomar parte hacen que la atención del espectador crezca a medida que la proyección transita hacia un final muy logrado.
Dirección y guion: Joel Edgerton
Intérpretes: Jason Bateman, Rebecca Hall, Joel Eguerton, Allison Tolman, Beau Knapp
Fotografía: Eduard Grau
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaansh
Estados Unidos / 2015 / 108 minutos