Este viernes se estrena en España Asalto al poder, el último trabajo del megalómano Emmerich, especializado en el cine de acción, en blockbusters y consumado maestro en el arte de hacerlo volar todo por los aires. En su nueva película, el objetivo es la Casa Blanca. Lo curioso es que el enemigo está dentro. Ni islamistas, ni rusos… Los malos de la historia son estadounidenses descontentos, cada uno a su manera y por distintos motivos, con la Administración del presidente Sawyer (al que interpreta Jamie Foxx).
Sobre esto, el hecho de que los villanos sean nacionales, Emmerich cita a Lincoln, quien ya dijo que el verdadero peligro para Estados Unidos no está en una invasión extranjera, sino dentro de sus propias fronteras. El director de El día de mañana sitúa toda la acción en una Casa Blanca recreada casi al 50% para la película y que tras el ‘The end’ necesita algo más que una mano de pintura.
Lo de Emmerich con la Casa Blanca parece una obsesión. El director ha ‘atacado’ el mítico edificio en tres ocasiones. Preguntado al respecto en la rueda de prensa celebrada este miércoles en Madridm junto a los dos protagonistas de Asalto al poder, Jamie Foxx y Channing Tatum, Emmerich asegura que es “una historia muy sencilla”.
Primero fue en Independence Day y una invasión alienígena. Después, en 2012, una historia en la que los gobiernos de medio mundo ocultaban la verdad al pueblo. La tercera, ésta, Asalto al poder. Reconoce que cuando leyó el guión, dijo “no voy a volver a hacerlo”. Pero lo hizo. “La Casa Blanca es un edificio muy bonito y tiene buen aspecto en llamas”, explicó. No le falta razón. Un edificio como el que aloja a los presidentes estadounidenses siempre queda bien en plano. Sea en llamas, derrumbándose o en cualquiera de sus múltiples apariciones en el cine.
Comparaciones inevitables
El hecho de que Jamie Foxx interprete al presidente de los Estados Unidos y la situación en Siria fueron temas que salieron a relucir en el encuentro con la prensa. Sobre lo segundo, Emmerich recordó que no se producía un ataque con gas desde la II Guerra Mundial (obviando los ordenados por Sadam Husein) y que la pregunta que debe hacerse todo el mundo es si “queremos dictadores que hagan este tipo de cosas”.
En un ambiente mucho más relajado y distendido, Foxx habló de que en ningún momento se buscó “una imitación de Obama”, pese a que su personaje y el presidente actual comparten algunas políticas.
Sobre las comparaciones con Objetivo: La Casa Blanca, estrenada el pasado mayo en España con un argumento muy similar, ninguno de los tres protagonistas de la conferencia celebrada en una sala de prensa que recreaba la de la Casa Blanca, quiso explayarse demasiado. No la han visto, pero Tatum recalcó que la suya es mejor y que los otros estuvieron más listos estrenándola antes.