Hace cuatro años, Olivier Nakache y Eric Toledano reventaron las taquillas de medio mundo con Intocable, una película que se apoyaba en la historia real de un aristócrata millonario y paralítico que forjaba una insólita amistad con su cuidador, un inmigrante recién salido de prisión. No existen recetas para el éxito, pero ahora que ha pasado algún tiempo sí podría hablarse de algunas claves que probablemente ayudaron a tamaña recepción de audiencia: hechos reales, historia tierna, choque entre opuestos, amor, humor y sentimentalismo.

Cuatro años después, Nakache y Toledano regresan con Samba, apoyados en la novela Samba para Francia, de Delphine Coulin. Esta nueva propuesta se presenta, al igual que la antes citada, como una comedia dramática, y, si bien esta vez no rescata una historia real (más allá de las miles de historias reales que guardan similitudes con la de la película), sí que mantiene las constantes de las que hablábamos antes. Repasemos.

Ternura y contraste

La historia tierna está garantizada desde la presentación de sus personajes, que Nakache y Toledano construyen buscando la empatía y simpatía del espectador. No es difícil: tenemos a un inmigrante lleno de sueños que vaga de un empleo humilde a otro y ve su realidad truncada por un sistema que no entiende de humanidad, una ejecutiva forzada al límite de sus posibilidades que ayuda a los demás mientras pide auxilio en silencio, un inmigrante pícaro que no pierde la alegría y hace cualquier malabarismo para salir adelante y una voluntaria que trata de mantener las distancias tras una coraza de sarcasmo que esconde un alma sensible.

Los cuatro personajes funcionan en parejas que van rotando a lo largo de la película, confrontándose como opuestos por sus personalidades y creencias. El inmigrante humano choca con la fría ejecutiva. El inmigrante seductor choca con la voluntaria dura. La ejecutiva y el inmigrante inocentes chocan con la voluntaria y el inmigrante desenvueltos. Pero como suele suceder en toda película tierna, sus diferencias son mucho más débiles que sus similitudes y el deseo de acercamiento.

Amor y humor

El amor posibilita dicho acercamiento. Inevitablemente, Samba juega la baza del amor romántico para reforzar los lazos afectivos de los personajes. Por suerte hay más: amor entre familiares, amor entre camaradas y amor, en definitiva, entre seres humanos. Pero es una pena que Nakache y Toledano optaran por la vía del romance para justificar las acciones de sus personajes y dar empaque al conjunto, máxime en una película que aborda la idea del entendimiento entre seres humanos por encima de cualquier sistema burocrático. Quizá habría tenido más fuerza una historia en la que los personajes se ayudan porque, sencillamente, se comprenden.

El humor está muy presente en Samba como válvula de escape del drama que suponen temas tan duros como la odisea que viven los inmigrantes y la tortura mental de los trabajadores explotados. Nakache y Toledano miden con maestría el equilibrio entre drama y comedia. ¿Es un drama cómico? ¿Es una comedia dramática? Difícil contestar moviéndonos en territorios tan ambiguos. La cuestión es que los galos logran arrancar alguna que otra carcajada momentos antes de emocionar. Siembran de un lado y de otro, y la jugada les sale muy bien. En conjunto, la película mantiene al espectador con esa sonrisa delatora.

Positivismo

Dados tales ingredientes, el sentimentalismo es prácticamente inevitable. Nakache y Toledano no destacan precisamente por su sutileza en la exposición de los temas, pero tampoco parecen buscar lo contrario. El público mayoritario parece agradecer la excesiva sencillez de planteamientos y Samba cumple con ello. Sin embargo hay que reconocerle los apuntes de temas sociales con que hilan de tanto en tanto la trama. Si una película sencilla y entrañable sirve para que al menos un espectador mire a su alrededor y reflexione sobre el calvario que sufren sus semejantes, bueno es.

Redondeando el conjunto se encuentran sus protagonistas, que pugnan por nuestro corazón desde que aparecen en pantalla. Omar Sy (reclutado nuevamente por los directores) y Charlotte Gainsbourg se encargan de la parte más dramática y romántica del filme, mientras Tahar Rahim (lo recordarán de Un profeta) e Izïa Higelin cargan con el lado más cómico y descarado. Los cuatro intérpretes llevan adelante sobradamente sus personajes, si bien Gainsbourg añade, bien por sus tablas o su rostro, un matiz de madurez que la eleva sobre el conjunto.

Samba tiene una intención muy clara, emocionar, y lo consigue a lo largo de sus casi dos horas. Si bien peca de ser algo ñoña, su positivismo traspasa la pantalla y contagia al público. No busquen en ella una obra de concienciación profunda, sino un entretenimiento inocente, efectivo y, con sus peros, muy digno.

Samba CartelSamba
Dirección: Olivier Nakache y Eric Toledano
Guion: Olivier Nakache y Eric Toledano (Basado en la novela Samba para Francia, de Delphine Coulin)
Intérpretes: Omar Sy, Charlotte Gainsbourg, Tahar Rahim, Izïa Higelin, Isaka Sawadogo, Hélène Vincent, Liya Kebede y Youngar Fall
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Stéphane Fontaine
Francia / 2014 / 120 minutos