Alta Films S.A. [1], la más importante productora, distribuidora y exhibidora española de cine de autor, que llegó a contar con 200 salas en el país, ha hecho pública su dificilísima situación económica. El momento es tan crítico que Enrique González Macho, su máximo responsable y en la actualidad también presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, ha comunicado que, salvo que la realidad de un drástico giro, tendrá que echar el cierre.
La distribuidora, que siempre se significó por su apuesta por un cine de calidad, ha ido sintiendo el peso de la crisis y de los dos centenares de salas que llegó a regentar en ocho ciudades, –Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara y Majadahonda–, en la actualidad mantiene operativas poco más de veinte. Ayer lunes se produjeron las últimas proyecciones en los cines Renoir de Majadahonda (Madrid).
Aguantar
La noticia ha corrido como la pólvora, sembrando de inquietud el mundo de la cultura en general y el del cine en particular. González Macho en un lacónico mensaje ha puntualizado: «Hasta aquí hemos llegado, hemos resistido mientras se ha podido, pero la gente ha dejado de ir al cine, el DVD está arruinado y las televisiones, especialmente la pública, ya no apoyan ni al cine español ni al cine de autor».
Aunque deja clara su postura terminal al comentar su deseo de «marcharme, pues parece que no me queda otra», el propietario de la distribuidora y presidente de la Academia, se resiste y deja ver su pasión por su trabajo al señalar que «intentaremos seguir montando algo de menor envergadura, aunque lo que estamos viendo nos hace pensar que hay poco que hacer».
En el intento de encontrar soluciones, el equipo de Alta Films se afana en estos días en la búsqueda de fuentes de financiación que permitan que continúe la actividad de sus oficinas centrales en Madrid, en donde de momento siguen desarrollando su trabajo 39 profesionales.