Abocado a la soledad, taciturno y cascarrabias, A.J. Manglehorn es un cerrajero que lleva una vida marcada por el recuerdo de una pasión que se agostó hace 40 años. Aquella mujer, aquellas cenizas de un amor luminoso, idealizado, siguen guiando su transitar por una pequeña población del interior de Estados Unidos. En su ayer poco claro se inscriben problemas con la justicia y una inevitable deriva hacia la melancolía y el derrotismo.
Filósofo sin manual, a su modo lucha Manglehorn por restablecer un corazón roto y acercarse a una vida menos gris, algo que parece factible con la aparición de Dawn, otro desolado personaje que borda la oscarizada Holly Hunter (El piano).
Riesgos
Asume David Gordon Green el riesgo de hacer de su película otro de esos cantos-homenaje a actores que van cerrando su carrera. Al Pacino tiene ese perfil de intérprete otoñal… pero no. Hay en él mucho talento y a pesar de los tics, el producto final derivado de la historia de este individuo al borde de la derrota se levanta con dignidad.
La desgastada mirada del protagonista, la peculiar relación con su gato, las cartas que no se cansa de enviar a la mujer de sus sueños y que siempre acaban por devolverle y la distancia afectiva insalvable con su único hijo acaban por construir un personaje cinematográfico atractivo y una película que en el fondo traza una especie de radiografía de la decadencia y del miedo al fracaso que puede comportar el compromiso sentimental.
Al Pacino y Holly Hunter logran, pese a los tópicos apuntados, que nos creamos lo que estamos viendo. Que sintamos muy próximos los seres humanos que encarnan y eso, en cine, es oro.
Dirección: David Gordon Green
Guión: Paul Logan
Intérpretes: Al Pacino, Holly Hunter, Chris Messina y Harmony Korine
Fotografía: Tim Orr
Música: Explosions in the Sky y David Wingo
Estados Unidos / 2014 / 97 minutos