La imagen de un gorrión generalmente nos trasporta a la idea de un ser frágil y vulnerable. En su segundo largometraje, Rúnarsson logra que sintamos como cercano el relato iniciático y el desvalimiento de un adolescente de 16 años, Ari, que tras haber estado viviendo varios años con su madre en Reikiavik, es enviado de regreso a la remota región de los fiordos occidentales para vivir con su padre, Gunnar, un hombre acosado por el alcohol y por el fracaso.
Desde el primer momento, Ari tendrá que lidiar con la difícil relación con su padre, sentirá el alivio del apoyo entrañable de una abuela que pronto desaparecerá y comprobará el inevitable cambio de sus amigos de la infancia; aquellos que ya tienen poco que ver con los que conoció tiempo atrás.
En ese ambiente desesperanzador, a modo de un gorrión en la tormenta, el joven tendrá que esforzarse por encontrar un camino que se le resiste pero que acabará por acoplarse al ritmo de sus pasos.
No es Sparrows la clásica cinta sobre juventudes revenidas. Tiene poco que ver con comedias al uso. Hablamos de un retrato íntimo y áspero, siempre contenido, que crece a medida que el metraje de la película discurre.
La banda sonora de Kjartan Sveinson y la poética fotografía de Sophia Olsson contribuyen a que nos imbuyamos en la sobriedad de lo que se relata. Las dudas y los quiebros del adolescente protagonista son magníficamente dramatizados por el jovencísimo actor Atli Oskar Fjalarsson, que borda una interpretación que se ciñe como guante a lo que retrata: un ser humano intentando disipar las brumas islandesas que cercan su existencia.
Sparrows (Gorriones)
Dirección y guion: Rúnar Rúnarsson
Intérpretes: Atli Oskar Fjalarsson, Ingvar Eggert, Rade Serbedzija y Kristbjörg Kjeld
Fotografía: Sophia Olsson
Música: Kjartan Sveinsson (del grupo Sigur Rós)
Islandia / Dinamarca / Croacia
2015
99 minutos
Drama
Surtsey Films