En ella aparecen Madison Avenue, que eternamente nos recordará ya a las oficinas de Mad Men; Grand Central y su Oyster Bar, archifamoso por sus numerosas apariciones de todo tipo; el Flatiron Building que puede verse en Ladrón de guante blanco; el Broadway de Smash o el Greenwich Village donde está la casa de Carrie Bradshow en Sexo en Nueva York.

muestra1«Creo que la primera referencia neoyorquina para cualquiera que no viva en la ciudad llega a través de la tele o el cine. Nueva York es una ciudad muy familiar para todos sus visitantes porque la hemos visto en incontables ocasiones en series de televisión, y la sensación que sientes al llegar a un sitio en el que no has estado pero que has visto es extraña», relata la periodista. «A pesar de que es una ciudad fabulosa en su conjunto, si me tengo que quedar con algo concreto elegiría Grand Central Station, aún más espectacular que en la pantalla, y el Puente De Brooklyn, que además de espectacular a la vista, aguarda una historia fantástica de la que también hablo en el libro», añade.

El encargado de prologarlo es el cineasta Guillermo Fesser, quien describe Nueva York no como una ciudad, sino como una telenovela. «Un set de comedia gigantesco en el que cada habitante decide levantarse cada mañana con el papel que quiere representar ese día . Y siempre, por muy chocante que pueda parecernos al resto del planeta, el personaje que uno elija encontrará en las calles de esa ciudad miles de almas dispuestas a seguirle el rollo».

Por qué rodar en NY

muestra2Dice Aloña Fernández que Nueva York es un lugar muy espectacular visualmente, con sus rascacielos, sus islas, sus monumentos… y que por eso para ella es un punto a favor que una serie haya sido rodada allí, aunque si está ambientada puede tener trampa, y como Castle o Friends, haber sido grabada en Canadá o Los Ángeles, por ejemplo. «Pero si el rodaje se ha llevado a cabo en la Gran Manzana, a mí por lo menos me apetece probar a ver qué me cuenta… Es un escenario que cualquier producción quisiera tener en sus tramas, y las ventajas fiscales que ofrece la ciudad no hacen sino contribuir a la constante exposición de la ciudad en las series».

«Ahora, el turismo ‘seriéfilo’ puede estar creciendo también porque se producen muchas más series. Pero, sin saberlo, siempre hemos viajado para ver esos sitios que, de una u otra manera, conocimos a través de la tele o el cine. Gracias a guías y libros creados específicamente puede ser más evidente o notorio, pero siempre ha estado ahí».

Quizás descubrir por casualidad algunas de las localizaciones sea muy complicado, «porque a pesar de que Nueva York está, en buena parte, en una pequeña isla, es un lugar enorme y las localizaciones están repartidas por toda la ciudad». Además, apunta, «nunca se conoce del todo porque alberga barrios que aúnan comunidades, grandes y pequeñas, que hablan idiomas muy diferentes y tiene sus propias costumbres».

Entre todas las localizaciones se confiesa «muy fan de la intro de Louie, caminando por Greenwich Village y la calle MacDougal; las escenas en el Rockefeller Plaza de la serie que en España se llamó así y cualquiera de Ladrón de Guante Blanco en la que visitan algunos de los barrios del extrarradio como Brighton Beach en la quinta temporada».

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Nueva York en serie
Aloña Fernández
Editorial Léeme
232 páginas
Precio: 19,90 euros