Va la noche avanzada cuando Theo y Hugo se descubren en un club de encuentros sexuales en París. En la maraña de cuerpos, miradas, alcohol y otras sustancias, música, luces envolventes y deseos cumplidos y por cumplir sus cuerpos se funden en una explícita secuencia inicial de más de quince minutos en la que la cámara no elude un sólo detalle.
Tras el desenfreno y ya en la calle seguirá corriendo la noche mientras la realidad se va imponiendo y los llevará a la sala de urgencias de un hospital para que uno de ellos se haga las pruebas de detección del VIH-sida, al haber mantenido relaciones sin protección alguna y confesar el segundo que es seropositivo.
La película concluye con el amanecer, a las 5:59, hora que remarca el título del largometraje. Todo ha sucedido a lo largo de unas horas de hallazgos y temores, paseos, huidas y reencuentros, confesiones y entrega. El amor; la vida misma.
Secuencia inicial
Sobre la impactante y descarnada secuencia inicial, los directores, que firman su octava película en comandita, apuntan: «Queríamos plantear un principio sensorial, hipnótico, para que el espectador pudiese entrar en ese estado casi de trance. Buscábamos una sexualidad al mismo nivel que las sensaciones que queríamos crear. Y no tuvimos miedo de arriesgarnos…».
«Hicimos un casting de extras con muchos figurantes explicando perfectamente que queríamos gente desnuda en un club de sexo y actuando de forma muy activa y ajustada a lo real. Hubo mucha gente que dijo que no. Pero incluso el mismo día que fuimos a rodar, a primera hora de la mañana, volvimos a explicar claramente lo que íbamos a hacer y hubo gente que se fue. Pero las personas que elegimos nos han demostrado que acertamos plenamente».
Tras seis años sin rodar, Ducastel y Martineau vuelven a centrar su cámara en las relaciones homosexuales. Los jóvenes Geoffrey Cöuet y François Nambot, ambos en sus primeros papeles como protagonistas, dan vida, respectivamente, a Theo y Hugo, en una propuesta arriesgada, sí, y cruda, pero no exenta de un tono de romanticismo envolvente que quiere ser, y en buena medida lo logra, un homenaje al amor por el amor y todo lo que ese sentimiento, tantas veces irracional, comporta.
[1]Théo & Hugo, París O5:59 [2]
Dirección y guión: Olivier Ducastel y Jacques Martineau
Intérpretes: Geoffrey Couet, François Nambot, Mario Fanfani
Fotografía: Manuel Marmier
Música: Karelle, Kuntur
Francia / 2016 / 97 minutos