Tampoco se queda atrás Mahershala Ali, el inolvidable ganador del Óscar por su papel de Juan en Moonlight, que en su rol hace las veces del virtuoso del piano Don Shirley (1927-2013). Aunque la película no va exactamente de la magia musical que caracterizó la carrera de este impecable músico y compositor, ni de la amistad que surge entre los dos protagonistas a raíz de un viaje en coche que surca los estados más racistas de Estados Unidos.

Don, evidentemente, es negro. Y con eso, una vez más, el color vuelve a apropiarse de una historia portentosa por sí sola para dejar paso al racismo como único protagonista. Era demasiado pedir que en una película en la que hay un protagonista negro éste pueda tener un papel suficientemente valioso más allá de su condición, religión, color o sexo.

Basada en hechos reales, éste es un relato complaciente. Una fórmula de éxito asegurado en Hollywood en la que un pianista negro, celebrado en los escenarios por su talento innato y ninguneado por su público blanco (y su comunidad negra) cuando se baja de ellos, contrata a un chófer-guardaespaldas rudo y fanfarrón para recorrer a finales de 1962 las entrañas de un territorio azotado por un racismo incomprensible. ¿Por qué Green Book? Esa era la guía que señalaba los hoteles en los que podían alojarse los negros sin que hubiera conflictos.

La respuesta, como siempre, es unánime. Aplausos. Tres Globos de Oro (mejor película de comedia, guion original y actor secundario para Ali) y cinco nominaciones a los Óscar. Veremos qué pasa. Sólo hay que echar la vista atrás, Moonlight, Selma, Doce años de esclavitud, Figuras ocultas o Criadas y señoras, un ejemplo tras otro de películas que parecen dar conciencia a los espectadores de lo que vivió la comunidad negra, abocada durante cientos de años a la desigualdad.

Cabe preguntarse hasta qué punto seguir hablando de ello hace que las historias sigan estando pegadas a ese racismo andrajoso y trazando una órbita que una y otra vez trata sobre los mismos temas, impidiendo que se vea de verdad un cambio cualitativo, real, de mente y cuerpo. Una metamorfosis en la que el tema del racismo quede superado para dar paso a personajes negros de excelencia que se ganan su espacio en la pantalla a base de cine. Cine del bueno. No cine anti racista.

Buenas interpretaciones, una curiosa historia de amistad que surge entre dos seres antagónicos que encontraron en sus diferencias un punto en común que les mantuvo unidos el resto de su vida. Un negro poderoso que se baja de su trono para visitar a su guardaespaldas en el Bronx. Un italiano engullidor compulsivo de pizza que olvida su racismo gracias a un viaje guiado por ese Libro Verde de tintes más bien negros.

Me pregunto cuándo podremos ver una película con actores de color verde, rosa, negro o blanco en la que se hable de todo menos de eso. De su color.

https://youtu.be/DvK1GK-Nqo8