Una librería para la esperanza

En la esencia de lo que se cuenta se nota la mano maestra de Scola. El mítico realizador italiano de La familia y Una jornada particular escribió en su momento Un dragón con forma de nube, un guion en el que también colaboraron Furio Scarpelli y Silvia Scola, convertido con gran éxito en novela gráfica por el dibujante Ivo Milazzo.

Ahora, respetando con fidelidad el meollo original, el guionista, actor y realizador Sergio Castellito, en unión de su esposa, la escritora Margaret Mazzantini, rescata y adapta para la gran pantalla este relato íntimo y poético sobre las múltiples caras que puede presentar eso que llamamos esperanza.

Y lo que se cuenta nos habla de Vincenzo (Sergio Castellito), un nombre afable que dedica todo su tiempo a sus dos amores: la librería que posee en un familiar barrio de París y a su hija Albertine (Matilda De Angelis), a la que un absurdo accidente ha dejado parapléjica y convertido en una joven herméticamente encerrada en sí misma.

Pero Vicenzo se resiste a renunciar a la vida y pasa los días entre la tranquilidad de sus libros y la atención de su hija hasta que un día irrumpe en la tienda Yolande (Bérénice Bejo), una mujer arrebatadora, excéntrica y divertida. Obnubilado por la energía y belleza que ha irrumpido en su local, a Vincenzo le florecerán de nuevo las emociones que lleva demasiado tiempo reprimiendo y se cuestionará la forma de afrontar su existencia.

Acompañan en el reparto a Castellito como protagonistas Bérénice Bejo y Matilda de Angelis, la joven actriz y cantante italiana que sale más que airosa de su compleja interpretación de la traumatizada hija del librero, una joven que le ha dado la espalda a la vida y se niega a hablar.

Entre críptico y poético, el propio director señalaba al presentar Una librería en París: “Todo lo que representa y se escenifica en esta película tiene que ver con nuestros secretos, nuestras oportunidades perdidas, con nuestra mediocridad. La emoción también tiene cuerpo. Algunos lo llaman inconsciente, otros, cine”.

Bienvenida sea esa forma de concebir y representar a través de la pantalla un arte que nos hace sentir que la emoción tiene cuerpo. Esta librería parisina en la que Castellito se adentra con maestría es un muy buen ejemplo.