Tres horas y media de duración para una gala celebrada en Valladolid y presentada con oficio por Ana Belén y Los Javis, en la que se entregaron treinta Goyas, entre ellos el de Honor para el director de Fotografía Juan Mariné y el Internacional para la actriz Sigourney Weaver. Una fiesta en la que sin estridencias ni alegatos hubo hueco para condenar los abusos y la violencia sexual y reclamar justicia para las tragedias que viven Ucrania y Gaza.

Mucho se había hablado en las semanas previas de 20.000 especies de abejas, ópera prima de Estibaliz Urresola, que llegó a la gala como la más nominada con 15 candidaturas. Pero a la hora de la verdad solo logró tres premios, los correspondientes a la mejor dirección novel, guion original y actriz de reparto para Ane Gabarain.

Como un vendaval de los que azotan el lugar andino en el que en 1972 se produjo el accidente aéreo que relata la película de Bayona, La sociedad de la nieve arrampló con 12 de las 13 candidaturas a las que optaba, incluidas las de mejor película y dirección.  Sólo se le escapó la de mejor guion adaptado, que se llevó Pablo Berguer por su historia de animación Robot Dreams.

Es la primera vez que un filme de Bayona se lleva el reconocimiento a mejor película, algo que no había conseguido en 2017 con Un monstruo viene a verme, ni en 2013 con Lo imposible, con las que sí había sido reconocido como mejor director.

El resto de los premios de calado fueron para Malena Alterio por su trabajo como protagonista de Que nadie duerma y David Verdaguer, en su mimética actuación del humorista Eugenio en Saben aquell! La película europea para Anatomía de una caída y la mejor iberoamericana para la conmovedora La memoria infinita.

Bien merece mención aparte el Goya de Honor 2024 a Juan Mariné. El director de Fotografía, que cumplió 103 años el pasado 31 de diciembre, había recibido días atrás la máxima distinción de la Academia de Cine de manos de su presidente, Fernando Méndez-Leite, que afirmó: «Estamos felices de poder rendirle este debido homenaje, porque con él reconocemos al muchacho valiente que agarró una cámara por primera vez para dejar constancia de los horrores de la Guerra Civil; al soñador que decidió que si sobrevivía se dedicaría a su pasión, el cine, y cumplió su palabra; al profesional que ha puesto luz a centenar y medio de historias inolvidables; al alquimista que ha ingeniado fórmulas para que no olvidemos nuestro pasado fílmico; al archivo al que acudimos cuando queremos saber cómo fue aquel rodaje o cómo se logró aquel plano».

El de Juan Mariné es el tercer Goya de Honor que va parar a manos de un director de Fotografía, tras los que se entregaron a José Aguayo en la primera edición de los premios, en 1987, y el de Federico Larraya en 1996.

Por otra parte, el Goya Internacional fue para la actriz tres veces nominada al Óscar y ganadora del BAFTA y del Globo de Oro Sigourney Weaver, «por haber creado un conjunto de personajes inolvidables, tanto en comedia como en drama».

Tras Cate Blanchett y Juliette Binoche, la Academia de Cine distingue a una de las actrices más reconocidas de la industria del cine. Debutó con un pequeño papel en Annie Hall de Woody Allen, Ridley Scott hizo de ella todo un símbolo del cine de ciencia ficción y de la mano de James Cameron participó en el filme más taquillero de la historia del cine. También se ha puesto delante de la cámara de Peter Weir, Mike Nichols, Roman Polanski, Ang Lee, David Fincher, Ivan Reitman, M. Night Shyamalan y J.A. Bayona, con el que rodó Un monstruo viene a verme, trabajo por el que estuvo nominada al Goya a mejor actriz de reparto.

Y en el apartado de olvidos no debe pasar por alto Cerrar los ojos, el magnífico trabajo de Víctor Erice que pasó desapercibido, salvo por el merecidísimo reconocimiento como mejor actor de reparto para José Coronado, cuando no sólo para quien esto escribe, sino para la mayor parte de la crítica, es una de las más brillantes propuestas de éste y otros años. Pero…