Almería, 1966. Apenas unos meses después del accidente nuclear de Palomares, un John Lennon en la cumbre de su carrera rueda Cómo gané la guerra a las órdenes de Richard Lester. El futuro de los cuatro de Liverpool es incierto. Lennon duda entre seguir un camino musical en solitario o darle impulso a su carrera como actor.
Algunos kilómetros más allá, un profesor de inglés que enseña a sus alumnos con las letras de la banda inglesa toma su coche y se lanza al sur con el propósito de conocer a Lennon. En el camino da con los que se convertirán en sus compañeros de viaje: una chica embarazada que no encuentra una respuesta y un chico que abandona su hogar, asfixiado.
Retrato esperanzador
La España que rescata la película no dista mucho de la actual. Un país atrasado que ve en el extranjero una suerte de Mr. Marshall, encarnado aquí en la figura de John Lennon. Un páramo en el que los ciudadanos dudan entre sumirse en la feliz ignorancia o tomar la carretera hacia territorios desconocidos.
«En este país los jóvenes están desesperados. Les han tapiado las vistas al futuro», pronuncia Javier Cámara. Una frase cuyo mensaje no deja de escucharse en nuestros días.
David Trueba nos brinda el retrato de unos perdedores inmersos en una búsqueda en la que, sin ellos pretenderlo, acaban encontrándose a sí mismos. Una historia que se debate entre la alegría y la melancolía, como la vida misma. Una fábula agridulce repleta de ternura que deja en el espectador un sabor de boca esperanzador.
Postal colorida
La fotografía de Daniel Vilar, repleta de colores cálidos, ayuda a sumergir al espectador en el reconfortante y reposado ambiente de Almería. Un paisaje que se antoja idílico, como una vieja fotografía que retrata tiempos mejores y que, lejos de haberse tornado sepia, adquiere más color que nunca.
Si bien no es una película perfecta, quizá demasiado complaciente y con algún diálogo artificial, es complicado que el espectador no salga sonriendo de la sala, ávido de mar y calor, pensando en aquel idealista profesor, de Cartagena en la vida real, que en 1966 emprendió una extraña aventura para cambiar un poco a mejor su mundo.
Vivir es fácil con los ojos cerrados
Dirección y guión: David Trueba
Intérpretes: Javier Cámara, Natalia de Molina, Francesc Colomer, Ramón Fontserè, Ariadna Gil y Jorge Sanz
Música: Charlie Haden y Pat Metheny
Fotografía: Daniel Vilar
2013 / España / 108 minutos