El siglo XX proyectó una idea de humanidad tecnológicamente muy avanzada, conquistaríamos el espacio y el tiempo. Con internet llegó la ciberutopía, la tierra prometida 2.0. El mundo digital, la robótica y los nuevos productos de consumo parecía que mejorarían definitivamente nuestra vida. Pero no fue así, el siglo XXI llegó y nunca alcanzamos ese futuro, seguimos viviendo en el presente.

Daniel Lopatin es un artista afincado en Brooklyn cuya obra gira en torno a estos conceptos. Su música evoca un optimismo digital lánguido, irónico; que utiliza MIDIs y demás sonidos desfasados para crear una nostalgia sintética. Editó «Chuck Person’s Eccojams vol. 1» (2010) que se considera el primer disco de Vaporwave, microgénero que recontextualiza melodías perdidas, tecnología obsoleta y teoriza sobre sobre la desolación posinternet. Como Onethrix Point Never, consiguió fichar por Warp, quizás el sello más emblemático de electrónica, y su primer disco con el sello fue «R Plus Seven» en el que se encuentra esta «Chrome Country», uno de sus temas más accesibles, aunque no por ello sin dejar de ser una música ambiental perturbadora.

Define la década porque Onethrix Point Never ha sido uno de los más importantes teóricos musicales, pero también ha sido un muy buen practicante (incluso ha ganado en Cannes a mejor banda sonora por «Good time»). Sus sintetizadores vaporosos evocan una irrealidad plastificada, un sentimiento de desubicación, una nostalgia del futuro.