Muy a principios del siglo XXI el término «ochentero» era despectivo, un sinónimo de hortera y desfasado. Poco a poco los sintetizadores se fueron haciendo hueco, llegaron películas como «Drive» (2011) que pusieron en boga de nuevo el tecno-pop y los 80 volvieron a estar de moda. Sin embargo el pop puro de esa década, ese pop plastificado, barroco y excesivo, seguía en la lista negra del mal gusto.

The 1975 es un grupo británico que desde su homónimo primer álbum han tenido éxito en las ventas en las islas británicas pero no han gozado del beneplácito de los críticos. Su segundo álbum (de nombre excesivamente largo para reseñar) empezó a despertar sentimientos encontrados y ya el tercero obtuvo reconocimiento global. Era cuestión de tiempo. «The Sound», perteneciente al segundo álbum, tiene ese espíritu de Peter Gabriel o Hall & Oates, un pop blanco, limpio y a la vez recargado al que The 1975 añaden más diversión y excentricidad (ese solo de guitarra es un desafío directo a los guardianes del estilo y la estética).

Define la década porque responde a una necesidad de nuestro tiempo, la necesidad de abolir cualquier prejuicio para poder seguir disfrutando de la música. «The Sound» es un divertimento kitsch; bailable, cantable, y hasta permite un buen air guitar; pero sobre todo, es una maquinaria pop perfectamente engrasada y excelentemente producida.