Kurt Cobain dijo: “Me tranquiliza el consuelo de saber que las mujeres son el único futuro del rock’n’roll”. El líder de Nirvana había cambiado el estereotipo masculino de rock de los 80 (que algunos llamaban “cock-rock”) y se mostraba muy cercano al movimiento Riot Grrrl que estaba reivindicando el rock hecho por mujeres. Este movimiento se acogía a la tercera ola de feminismo que explica que no existe un único modelo de mujer, si no que existen muchos y muy diferentes. Desde entonces la presencia de la mujer en el rock ha sido variada y nutritiva, ofreciendo nuevas perspectivas y ópticas renovadas.

Courtney Barnett grabó su primer disco, “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit” (2015) de la manera más espontánea posible; enseñó las canciones al grupo sólo una semana antes de entrar en el estudio e incluso la canción “Pedestrian at Best” se grabó sin que Barnett la hubiese cantado/ensayado ni una sóla vez. Es esa frescura, esa naturalidad la que hace de la canción algo único, grunge con spoken word, una sincera declaración de sentimientos contradictorios; es rock fanzinero, sin pulir, pero en estado de gracia.

Define la década porque ante tanta producción barroca, excesiva e irreal, Courtney Barnett ha contrarrestado con una propuesta directa y auténtica. Un rock hecho por una mujer que no pretende derribar estereotipos de manera premeditada si no que los destruye de forma natural, con una personalidad no complaciente ni condescendiente.