El dream-pop, género que surgió en los años 80, era música indie atmosférica e introvertida, que se preocupaba tanto de las melodías como de las texturas. No había temas sociales o realistas, sino paisajes sonoros y ensoñaciones.

Jack Tatum pasó por varias bandas hasta formar su proyecto personal, Wild Nothing, donde exploró las posibilidades del citado género. En su primer disco «Gemini» (2010), compone, produce y toca todos los instrumentos. «Chinatown» es un clarísimo ejemplo de sus virtudes, desde el sintetizador que abre hasta la sección rítmica pasando por los juegos vocales. «No somos felices hasta que estamos huyendo» dice; es canción escapista, que te traslada a un lugar diferente, si es exterior o interior lo decide el oyente.

Define la década porque a principios de los 2010s hubo un repunte de grupos de dream-pop porque, al igual que pasó con el synthwave, la tecnología había permitido crear proyectos individuales muy personales pero con un muro de sonido que lo llenara todo; ya no se necesita al productor de turno que impregne de su personalidad el proyecto, sino que se puede controlar todos los aspectos creativos de la producción. Wild Nothing suena como una banda al completo y, aunque obviamente Tatum ha contado con una gran variedad de músicos (miembros de Real Estate o DIIV), sus canciones son pop de autor, íntimas pero expansivas, personales y universales.