En el año 2001 D’Angelo lo tenía todo. Había publicado dos álbumes que le encumbraban como el referente de la música negra popular, la crítica le mimaba, el público le adora.ba, se había convertido en un absoluto sex-symbol, le otorgaban premios… Sin embargo, no le fue fácil soportar tanto éxito y cayó en una tópica espiral autodestructiva (drogas, problemas con la policía, un accidente de coche) que le dejó prácticamente fuera de juego durante casi 14 años.

Cuando reaparició en 2014 con «Black Messiah» no pudo haber elegido mejor nombre para su disco y para su grupo de acompañamiento, The Vanguard. D’Angelo en su segundo advenimiento lidera el movimiento que él mismo comenzó, el neo-soul, una suerte de R&B contemporáneo que bebe del funk, del rap… Música urbana con alma. Se puso al frente de la avanzadilla con un ambicioso álbum experimental, en el que también se permitió piezas más accesibles como «Really Love», una slow jam con guitarra española y arreglos de cuerda que muestra que no ha perdido un ápice de sensualidad. 

Define la década porque «Black Messiah» es uno de los regresos más celebrados de los 2010s, y no porque volviese un pionero que influyó a los grandes de la década como Frank Ocean o Drake, sino porque tuvo la osadía de retomar su puesto en la vanguardia con un excelente y arriesgado álbum. Y sabe Dios que lo volvió hacer; el que tuvo retuvo.