El 18 de febrero del 2012, Justin Bieber y Selena Gómez subían un videoclip casero bailando y cantando “Call me Maybe” de Carly Rae Jepsen. La canción ni siquiera tenía videoclip aún pero el vídeo obtuvo millones de visitas. Después vendría Katy Perry, el equipo olímpico de natación de usa, militares en Afganistan… Nadie ese verano del 2012 se pudo resistir a los encantos de uno de los artefactos pop más adictivos de la década.

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Curiosamente, «Call me maybe» no respondía a ninguna moda o tendencia, es una canción que podría haberse publicado 10 o 15 años antes, además hablaba de «llamar», ni WhatsApp ni Tinder ni DM… Sin embargo, la canción fue un auténtico melocotonazo internacional por una razón: la magia. El mundo quedó hechizado por este encantamiento hiper-pegadizo y buenrollista, un brebaje que maridaba lo salado con lo dulce, dejando de lado lo amargo y la acidez post-moderna.

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Define la década porque «Call me maybe» alegró los 2010s. Los Lip Dub (vídeos de «karaoke mudo») han proliferado exponencialmente con las redes sociales, y con esta canción llegaron a lugares y edades insospechadas. La gente cayó engatusada por una sencilla pero efectivísima combinación de notas, que podría haberse quedado en una mágica casualidad pero que Carly Rae Jepsen se encargó de demostrar que no era una One Hit Wonder, sino un talento pop en bruto, aunque nunca brilló como aquí.