Durante siglos la única forma de componer música era tocando un instrumento (normalmente el piano) e ir escribiendo los acordes y las melodías. Con la llegada de las DAW (Digital Work Station), no sólo se ha pasado del papel a la pantalla, sino que ha facilitado la construcción de estructuras y la generación de arreglos a través del software.

Tomemos «Lessons» del cantante y escritor inglés SOHN como claro ejemplo de composición digital. Construida sobre un arpegio electrónico que se repite hasta la extenuación, la canción, como la gran mayoría de las canción pop, es una serie de pocos acordes en bucle; una estructura sencilla pero que, en esta ocasión, toma cuerpo con sampleos de voces, sintetizadores que crecen y un arpegio que toma protagonismo para convertirse en una discoteca móvil; lo íntimo se desata a través de capas y efectos especiales, el cantautor se construye una colchoneta electrónica para saltar y elevarse lo máximo posible.

Define la década porque «Lessons» es el arquetipo de la balada electrónica contemporánea. Pop ambiental que bebe del R&B, con esas inflexiones vocales artificiales tan usadas en los 2010s. Canciones de habitación que van ganando espacio y se hacen grandes, llenando toda la sala, el club o lo que se tercie.