Ariana Grande ha tenido una década, cuanto menos, intensa. De estrella adolescente en la serie Victorious de Nickelodeon a ser la persona con más seguidores en Instagram en 2019; su ex-novio, el rapero Mac miller, murió de sobredosis, provocando la ruptura con su prometido, el cómico Pete Davidson; el ISIS puso una bomba en uno de sus conciertos matando a 22 personas y dejando un centenar de heridos. Ha conocido el horror y el éxito supremo. Cuando una estrella es tan grande hay muchos elementos gravitando alrededor de ella.

El primer álbum de Grande, «Yours Truly» (2013) fue la primera piedra en la que cimentó su reinado, pero el meteorito llegaría con «My everything» (2014) cuyo primer single «Problem», materializó su conquista del firmamento. Ese riff de saxo, una base tan retro como moderna, con voces que van desde el rap susurrado pasando por el registro de silbido de Ariana (el registro vocal más alto de la voz humana) a la velocidad de rimas de Iggy Azalea. Un hit hiperactivo, concentrado vitamínico de R&B, electrodance y hip-hop. La canción alcanzó el número uno en las listas de canciones de iTunes en los Estados Unidos en tan solo 37 minutos, rompiendo el récord de Taylor Swift que lo tenía en 50.

Define la década porque Ariana Grande ha sido la supernova de estos 2010s, una explosión estelar, el ídolo pop por autonomasia. Toda su carrera ha sido un blockbuster y aunque «Thank U, Next» (2019) quizá sea donde más haya brillado, la construcción del mito se edificó con canciones como «Problem», radiofórmula de ingeniería punta.