OT 2017 fue un fenómeno que recordó al impacto mediático de la primera edición en 2001. El éxito quizás fuese debido al uso de las redes sociales (generó 10’2 millones de Tweets) o al acertado casting de los profesores y concursantes. Lo que sí está claro es que Amaia, la ganadora del concurso, conquistó España con una mezcla irresistible de inocencia y talento.

La navarra pasó su infancia y adolescencia estudiando piano, en campamentos musicales y concursando en diferentes talent shows. Así que, cuando llegó con 18 años a Operación Triunfo, ya era una preparadísima cantante y músico que enamoró con una voz tan dulce como potente y una personalidad de pasmosa naturalidad y transparencia. Tras proclamarse ganadora no quiso precipitarse aprovechando el tirón mediático sino que, tras más de un año de trabajo, publicó «Pero no pasa nada» (2019) un álbum muy diferente a lo que se podría esperar de un triunfito, con mayor acercamiento al indie y al pop anglosajón. «Nuevo Verano» es una delicia de twee pop que encaja perfectamente con el carácter de la cantante; amables y sencillas melodías a corazón descubierto y letras de un naif extremo, arte en bruto.

Define la década porque con Amaia es una personalidad que ha encandilado a gran parte de la población española, no sólo por su ternura, sino por saber transmitirla a través de sus cuerdas vocales y de sus composiciones. Espíritu poptimista que entronca con Belle & Sebastián o Camera Obscura y con el mejor indie norteño patrio de Le Mans o La buena vida. «Nuevo Verano» es brisa fresca, una historia de amor fugaz que duele, pero no pasa nada, porque el regocijo y el candor compensan todo. «Me gusta el mundo».